35. Intento de Cupido.

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— ¡He tenido una idea! — exclamó Annie, y se acercó hasta donde estábamos nosotros. — ¿Por qué no vais a una cita, y así os conocéis mejor?

James asintió frenéticamente y le dio una palmada en la espalda a su hermana.

— De acuerdo, chicos, vamos a mi casa: vamos a arreglar a Nick para su primera cita. — exclamó esta vez Chris, y salió de la casa, con el resto de los chicos detrás.

Miré a las otras, las cuales me miraban sonriendo de lado, y dí un paso hacia atrás.

— No estaréis pensando... — murmuré y, para mi mala suerte, asintieron a la vez.

Annie me agarró del brazo y me arrastró a su cuarto contra mi voluntad.

Después de una hora y media de probarme vestidos, haberme puesto cantidades de rímel, máscara, labial, y demás cosas, me dí la vuelta y me observé en el espejo.

Llevaba puesto un vestido corto rojo y botines marrones, y no pasé por alto mi cara llena de maquillaje, a lo que reí.

Annie me pasó el cepillo por el cabello, dejando que éste cayera sobre mis hombros, y sonrió.

— Estás preciosa, Di. Qué rápido crecen, me siento orgullosa. — exclamó, con voz de madre orgullosa, y hizo como si se secara una lágrima.

Bajamos al salón, salimos de casa y Annie sacó su teléfono.

— James dice que ellos ya están en el restaurante, ¿vamos? — preguntó, y asentimos.

Cogimos un taxi, y me quedé todo el camino pensando en que todo este plan sería un completo desastre. Pero, al fin y al cabo, son mis amigos, y les adoro tal y como son, a pesar de que nunca les diría eso.

Llegamos, bajamos del taxi y nos dirigimos hasta dónde estaba Nick vestido como si fuera a casarse con alguien, y los demás.

— Vaya, Diana, cuando te conocí estaba seguro de que eras una naranja, pero ahora eres más bien un tomate. — murmuró, haciendo referencia a mi vestido y a que, seguramente, estaba roja.

— Muy romántico teniendo en cuenta que nos conocimos hace dos horas, Nick. — rodé los ojos.

— Estaba bromeando, te ves hermosa. — sonrió.

— Bueno, nosotros miraremos de lejos. ¡Suerte! — anunció Luke, y se fueron en dirección contraria.

— ¿Entramos? — señaló el restaurante y asentí.

Al entrar, vimos que el restaurante estaba lleno de... ¿sushi?

— ¿Esto es un restaurante chino? ¿Me ves con cara de traductor o...? — dejé la frase a medias al ver a alguien acercarse a nosotros.

— Hola, una mesa para dos, por favor. — le indicó Nick a la persona en cuestión, ignorándome, y le seguimos hasta una mesa al fondo del restaurante. — No son chinos, son japoneses, y entienden inglés. — rió.

Me senté en la silla que estaba justo en frente de él y miré el menú.

— Estos idiotas nos han traído a un restaurante japonés, yo sólo quería mi pizza. — suspiró, y solté una pequeña risa.

— Me has leído la mente. — señalé, y me miró.

— En el fondo no somos tan diferentes, ¿ves? — me regaló una sonrisa. Vale, tengo que admitirlo: Nick es guapo, mucho, más de lo que creía que sería cuando James dijo que quería presentarme a alguien.

— ¿Qué van a pedir? — preguntó el camarero, sonriendo.

— Yo tomaré un plato de sushi y un té verde, por favor. — respondió Nick.

No soy tu princesa.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora