Capítulo 10: Granizados de limón.

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Me da la sensación de que desde que mi vida va bien sólo como pizza... Debo estar engordando que te cagas... En fin, Mimi y yo cenamos y vimos la televisión y ahora estamos en la cama. La miro. Ella está dormida. Tiene la cabeza en mi pecho y me abraza. Qué mona, por dios. 

Rubén llegó mientras cenábamos, trajo cervezas de casa del tío aquel.Y en ese momento descubrí que no me gustaban. Que cosa más repugnante, por dios. Respecto a él, se quedó un rato a ver la tele y se fue porque tenía que hacer nosequé en su casa. 

Vuelvo a mirar a Mimi. Mi vida está dando unas vueltas de la hostia y estoy aterrorizada. No sé que clase de cosas me deparan. Hace unos meses mi vida era como ir conduciendo por una larga carretera, recta y sin baches, y, ahora, es como una puta montaña rusa y tengo náuseas.

Me duermo. 

- Bella durmiente, despierta - dice Mimi. Abro un ojo y veo que está saltando en la cama con un albornoz y una toalla en la cabeza. No lleva ni pizca de maquillaje, y está preciosa y deslumbrante. Se tira de golpe encima de mi- ¿Qué quieres hacer hoy?

- No sé, - no puedo dejar de mirarla a los ojos, son enormes y brillantes y me hipnotizan- ¿qué quieres hacer tú?

- ¿Vamos al mirador?

El mirador es el sitio más bonito de la ciudad, está en lo alto de una montaña y desde ahí hay un paisaje precioso. 

- Vamos al mirador- repite, pero esta vez afirmándolo. No opongo resistencia, pues me parece buena idea. 

- Tendría que pasar por casa, para vestirme, maquillarme, ducharme y esas cosas... Ya sabes...

- Eh- se pone seria y me mira a los ojos. Me derrito lentamente- estás en tu casa.

Se ríe. Otra de las cosas bonitas que tiene es su risa, es escandalosa y exagerada y no la intenta ocultar, a algunos quizás les parece que las risas así son feas y molestas, pero a ella le da un toque de originalidad y personalidad que me deslumbra. 

Abre su pequeño armario (el cual está a reventar ) y saca de él, un crop-top de manga corta tipo baseball blanco con las mangas negras, unos pantalones largos de talle alto muuuuuuuy rotos y viejos y unas converse destrozadas.

- Para ti- se queda dubitativa y abre un cajón y enumera mientras saca de él- sujetador, tanga y calcetines. 

Se ríe. Comienza a desnudarse y se viste con una camiseta muy grande y larga, de color blanco y se pone unas botas Dr. Martens negras muy desgastadas. Se hace un moño y se pone a maquillarse. La observo mientras me visto. Se maquilla muy ligeramente, solo rimmel y gloss con un toque rosa. Sencilla y preciosa. 

Yo me hago una coleta y, como ella, me pongo rimmel. Nada más. 

Sale de la habitación y vuelve con dos cafés y cuatro gofres en una bandeja. 

- Se me olvidaba- se ríe. 

Desayunamos tranquilamente. Al acabar, ella coge una mochila de Hora de Aventuras donde pone su cámara instantánea, su cámara réflex digital, y dos sudaderas, aún que haga un calor de la hostia, pero <<es mejor prevenir que curar>>, está loca. 

Una vez estamos en el mirador y hemos hecho muchas fotos, la una a la otra, juntas, del paisaje, de gente rara que pasa por ahí,... pedimos un granizado de limón cada una en uno de los puestos que hay ahí y nos sentamos en un banco, de cara a la ciudad, en silencio. Pero no es un silencio incómodo, es un silencio perfecto.

Se gira hacia mi y no dice nada. Pasan unos segundos y sigue sin decir nada. Comienzo a ponerme nerviosa y me giro dispuesta a preguntarle que qué está haciendo y...

Me besa. 


Sólo los tontos se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora