Capítulo 12: Lo indeseado y lo deseado.

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- Viny... Necesito tu ayuda. 

Era Rubén, al otro lado de la línea. Tenía la voz súper apagada. Sólo con escucharle ya se sentía que algo no iba del todo bien. Hacía casi ocho meses en los que, quizás, y siendo optimistas, habríamos hablado dos veces al mes. 

Esa llamada de socorro, si yo no fuera Viny, y el no fuese Rubén, le habría mandado a tomar por culo. ¿Qué clase de comportamiento es ese? Soy su mejor amiga. Pero él era mi ángel de la guarda. Me sacó de la soledad y de toda la demás mierda, ahora no es el momento de ponerse moralista, es el momento de cambiar de rol. 

- Voy - dije y colgué. 

Me dirigí rápidamente hacia el recibidor para coger la llave de la moto y salir rápidamente de casa. Mi madre se quedó mirándome desde la puerta. Cogí la moto, y, no sé cuantos semáforos hay desde mi casa a la de Rubén, pero te puedo asegurar que todos los paso en rojo. 

Llamo a la puerta y me abre un Rubén irreconocible. Las ojeras le llegan al suelo, tiene el pelo súper despeinado. Solo verme, me abraza y rompe a llorar. Aún que ya se veía que había estado llorando antes de mi llegada. 

- ¿Qué pasa, cielo? - le pregunto preocupada, acariciándole la cabeza. 

- Es David.

Mira tú por donde. Lo suponía. Y así estaría yo si hubiese seguido con Angie. 

Rubén y yo nos sentamos en su cama y estuvimos hablando horas, y horas. David era un hombre horrible. Rubén me explicó que, una noche al volver de una fiesta a las afueras de la ciudad, David fue a ducharse y se dejó el móvil, cosa que jamás pasa, encima de la cama; y de repente comenzó a sonar y despertó a Rubén, que al estar tan cansado de la fiesta cayó rendido en seguida, y decidió contestar. Era otro chico. 

- No supe que hacer... Empecé a pensar de todo. Y, aún que no me enorgullezco de esto, empecé a revisarle los mensajes. - me contaba Rubén entre lágrimas y sollozos - Habían muchos mas chicos. Jamás fui el único. Era todo una gran mentira.  

- Me cago en su puta vida. ¿Cómo cojones puede hacerte eso? - me levanté de la cama de golpe. Estaba furiosa. Quería patearle el culo a ese subnormal.

Seguimos hablando durante horas y horas. De David. De Mimi y de sus, y ahora mis, amigas. De sus aventuras fiesteras este verano. 

- Lo siento - dijo de repente. 

- ¿Qué? ¿Por qué? - ya ni me acordaba. Nada parecía haber cambiado. 

- Por ser un capullo. David me cegó. Me cegó pero bien. Sentía que todo era indispensable en mi vida. Menos él. 

- Eso, amigo mío, se llama amor. 

Seguimos hablando horas y horas y nos quedamos dormidos. Había quedado con Mimi para celebrar nuestros siete meses juntas, pero, no quería dejar solo a Rubén. No podía. Estaba tan destrozado que le veía capaz de hacer cualquier tontería. Y no, no exagero. Así que me lo llevé conmigo. Íbamos a ir a comer a un restaurante italiano y después al cine a ver la película de Lady Bird. Me invitaba Mimi. Ella es así. Y yo invité a Rubén. Era mi '+ 1' en una cita de dos. 

Mimi se enfadó un poco durante la comida, por haber traído a Rubén a nuestra cita y por no haberla avisado de que lo hacía, pero se le pasó el enfado en el cine cuando le empecé a acariciar el muslo y a darle besitos en el cuello. Rubén estaba tan metido en la película que, a pesar de estar sentado a mi lado, no se enteró de nada. 

Mimi venía a dormir a mi casa esa noche. Y a eso si que no podía venir Rubén... No sé si me entiendes. Mi madre se había ido a cenar y a tomar algo después con sus amigas, eso quería decir que volvería bastante tarde. Eso quería decir que mi hermano se pasaría la noche en el salón, en el piso de abajo, jugando a la PlayStation . Eso quería decir que Mimi y yo podríamos follar. Lo digo como si fuese algo especial porque realmente lo era. A diferencia que con Angie, no habíamos hecho gran cosa sexualmente hablando. No queríamos hacerlo tan rápido como lo hice yo con Angie porque no es necesario, preferíamos sentir emocionalmente primero y físicamente después.

- Hola enano - despeino a Adam, como de costumbre, que está sentado en el sofá, como de costumbre. 

- Hola pesaaaaaaada - finge estar harto de mi, pero me quiere -, hola Mimi. 

- Hola Adam.

- Bueno, nosotras vamos a estudiar en mi habitación - digo a Adam con seriedad y autoridad -, ¿tu qué vas a hacer? 

- Yo voy a jugar hasta que venga mamá, así que quizás juego hasta mañana - se ríe. 

Desde que yo había empezado a ser feliz, mi madre también. Salía bastante a menudo con sus amigas. Tenía algunos pretendientes por ahí. Ella estaba feliz porque yo estaba feliz. Y ella feliz me hacía más feliz a mi. 

Mimi y yo subimos a mi habitación.

- Así que a estudiar... - dijo Mimi con mirada pícara. 

Me tiró en la cama y empezó a besarme lentamente. Su mano izquierda tenía los dedos enredados en mi pelo, su mano derecha recorría mi cuerpo, desde la cara hasta las caderas, haciendo un suave recorrido de caricias. Mis dos manos estaban en sus mejillas, calientes. Mimi comenzó a poner su mano dentro de mi camiseta y acariciarme directamente la piel. 

La hice parar. Y me quité la camiseta. Y ella se quitó la suya, que le hacía de vestido. Había visto mil y una veces ese cuerpo desnudo, pero esa vez me pareció más bonito que todas las anteriores. 

Nuestros torsos desnudos estaban en contacto, acompañados de besos. Muchos besos. Mimi comenzó a deshacerme el lazo de los pantalones de chándal que llevaba puestos. Empezó a besarme el cuello intensamente y a trazar un camino de besos por todo mi cuerpo hasta llegar a la cintura, donde se encontró un pequeño obstáculo de color azul turquesa, mi tanga preferido. Al pasar ese obstáculo ya no había marcha atrás. 

Intentábamos no hacer mucho ruido, por Adam, aún que era practicamente imposible, tenía el volumen tan alto que podíamos escuchar a la perfección los pasos de Michael del Grand Theft Auto V. 

Mis manos parecían no cansarse de recorrer esas curvas. Mis labios no querían separarse de ese cuerpo. Parecíamos una. Éramos una. 

Las dos, cansadas, desnudas, estábamos estiradas y abrazadas sobre la cama. Sudorosas. Hiperventilando. Este polvo había sido mejor que todos los anteriores con Angie. 

Seguíamos en la cama. Juntas. Divertidas. 

Y la puerta se abrió. 



Sólo los tontos se enamoranحيث تعيش القصص. اكتشف الآن