Capítulo 35: Donde los demonios se ocultan.

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"Dije que el pasado está muerto, 

la vida que he tenido se ha ido...dije que no me rendiréhasta que vea el sol" Red- Hold me now

Narra Cez.

-¡Eres un completo inútil! ¡Eso es lo que eres, maldita sea!- Le grité eufórico a Damián picando su pecho una y otra vez con mi dedo índice, casi tan fuerte que me dolía cada vez que lo señalaba. Pero la desesperación que embarga mi pecho era tanta que en ese momento no me importó en lo absoluto.

-Cez, por dios, cálmate.- Me ordenó con un semblante serio, tal vez tratando de mantener la calma para no soltarme algún golpe que me derribase al suelo.

-¡No me voy a calmar!- Grité nuevamente, sin pensar una bofetada fue parar a su rostro, él no se movió ni un poco y eso me hizo enfurecer aún más.- ¿¡Me oíste?! ¡No me voy a calmar!

Alcé la mano, dispuesto a darle otra abofeteada en su estúpido rostro pero en cuanto mi mano estaba a punto de tocarle Damián me sujeto de la muñeca y de inmediato me arrinconó contra mi propia cama. Su peso fue tanto (además de que el movimiento tan veloz) que me sacó el aire, ambas manos me tenían sujeto a cada lado de mi cabeza y una de sus piernas tenía presas las mías; su cara estaba tan cerca de la mía...

-¿No estás viendo la gravedad de la situación?- Preguntó casi en sonido glutular, su cara se deformaba en una mueca de coraje, su agarre se apretó más haciéndome quejar.- Están tomando acciones legales, Cez, acciones que no vas a poder controlar ni tu ni nadie.

-Suéltame, Damián...-Susurré apretando los diente, mientras sentía el fuerte dolor de su agarre sobre mí

-Sí, te voy a soltar ¿y sabes qué más voy a hacer?-Lamió mí mejilla, una oleada de miedo me invadió haciendo que comenzara a sudar frio, cerré los ojos esperando a que hiciera algo conmigo; pero no lo hizo. En vez de eso se levantó soltándome de inmediato.- Me voy a ir, me voy a ir y no te voy a volver a dirigir la palabra.

-¿Qué...?-Pregunté más para mí mismo que para él.

-Nos pueden acusar de tantas cosas, Cez.- Retomó la palabra, tomando su chamarra de mi sofá con un profundo estoicismo.- Por mí bien y espero que por tu bien, voy a dejar a Louis Parker en paz.

Se fue sin decirme nada más, el silencio profundo comenzó a reinar a mí alrededor. El coraje de sentirme abandonado nuevamente comenzó a expandirse por mi mente, el sentimiento de desespero me hizo crujir las entrañas y pronto me hallaba corriendo descalzó por la ciudad hacia el Campus.

No recuerdo cuanta gente empujé, ni cuanta gente me chifló, ni mucho menos cuanta gente me señaló por ir sin mi prenda superior ni zapatos. Solo sé que llegué al edificio de Louis, empujé con rabia a dos albinos que se encontraban saliendo del edificio y que se me quedaron viendo extrañados, que casi tiro por las escaleras a un sujeto que sabía mi nombre y entré tan eufórico a la habitación.

Toby me miró, con la cara presa del impacto de lo que iba a suceder, Louis me miró igual.

-¡Tú!- Lo señalé lleno de rabia, las piernas me temblaban y el cabello se me pegaba a la frente de tan sudado que estaba.

-¡Cez, aléjate!- Toby me pidió cruzándose en el camino, poniendo a Louis atrás de él. Esa acción me quemó tanto que incluso comencé a llorar.

-¡TU ME LO HAS QUITADO TODO!- Chillé, tan rabioso que ni si quiera pensaba con claridad.-¡Eres una escoria, no mereces si quiera ser tocado por nadie! ¡¿Por qué todo va bien para ti y para mí no?! ¡Maldito engendro!

Enséñame a amar (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora