Capítulo 41: Pelirrojo.

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  "-Soy un demonio. Vivo por el sufrimiento, y por la perdición de las almas. Soy el cazador más efectivo; las presas se arrastran por mí, sufren por mi...pero tú...- exclamó, hundiéndome las uñas en la carne. La cercanía me ponía ansiosa, desesperada. Su voz de terciopelo oscuro me envolvía como un hechizo del cual no deseaba escapar jamás.- Tú me has convertido en una presa, my lady. Y lo peor de todo, la cumbre de esta satírica maldición la cual he sido sentenciado por mí insensatez, es que el ser por el cual fui capaz de soportar intolerables martirios, por el cual hubiera dado mi propia vida, gustoso, a cambio de la suya, el alma que tanto ansiaba proclamar como mía, es una criatura insolente y teca, incapaz de darse cuenta de la devoción que he profesado hacia desde el comienzo de los tiempos..."Slinky Pink- Mi vida con Sebastian Michaelis

Narra Lauro.

-Lo lograste...- Susurró Cez cuando me vio entrar por la puerta de su departamento con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos llenos de lágrimas, verlo ahí de pie me hizo incluso sentirme más rebosante de energía.- ...¿verdad?

-Lo logré.- Afirmé soltando lágrimas de felicidad en cuanto pronuncié esas palabras. Cez tardó más en gritar de emoción, que en lo que cruzó la habitación para darme un fuerte abrazo. Sus brazos se aferraron a mi cuerpo con euforia, pero no se permitía a si mismo decirme ninguna palabra de apoyo ni de felicitaciones.

-Me alegro por ti, Lauro.- Sobó mi espalda para darme confort.- Llevabas casi dos meses de estar luchando por ti solo...

-Al fin condené a cadena perpetua al padre de Louis...- Sollocé de felicidad, con la voz temblorosa de la emoción: ansiaba con todas las fuerzas poder contárselo a Louis, se me inflaba el pecho de emoción.

-Me alegro por ti...- Susurró de nuevo en mi oído, con un pequeño hilo de tristeza en su voz; me detuve a responder sus felicitaciones al escucharlo suspirar.- Y lamento haber traído al padre de Louis hasta acá...yo, estaba mal...

-Hey, hey.- Tomé su cara de inmediato entre mis manos, sus ojos negros se comenzaba a llenar de lágrimas de apoco.- Ya hemos hablado de esto, deja el pasado atrás...

-Y dedícate a construir un presente.- Completó la frase haciendo una ligera sonrisa.

Había pasado dos meses de que me había dedicado a ayudar totalmente a Cez, y el pelirrojo que había llorado toda la tarde hasta la madrugada por un amor perdido y por demasiados errores cometidos; iba dejando paso atrás para un nuevo Cez Laurient.

No había sido nada fácil, fue mucho más complicado de lo que yo esperaba...La primera vez que salimos a comer juntos para distraerlo de la depresión que estaba latente sobre su cabeza, terminé descubriendo un suceso totalmente asqueroso: Cada hombre que pasaba en la calle le decía cosas vulgares o no se inmutaban a darle alguna nalgada o para jalarlo del brazo, incluso para soltarle un buen golpe. Más de una vez terminé golpeado y adolorido por las peleas que me echaba contra aquellos hombres. El pasa tiempo con él era otra cosa sumamente complicada pues trataba de sacar adelante mis estudios, estaba al pendiente de mi pequeño primo y además de los trámites pendientes para encerrar a su padre en la cárcel.

Todo parecía ir a un hoyo sin fondo... hasta que a la tercera semana, un día simplemente Cez quiso realmente solucionar su vida.

Debía de admitir que Cez ya me gustaba desde mucho antes de que me enterara de que era uno de los causantes de las desgracias de mi primo, sin embargo ver su arrepentimiento reflejado en su rostro y ver además su disposición para salir adelante.... terminó enamorándome.

Nos habíamos vuelto el uno al otro como unos hermanos, tanto así que terminó susurrándome al oído todos sus errores y las barbaridades que había tratado de hacer con mi primo...y yo terminé susurrándole de vuelta toda mi vida. Ninguno nos juzgamos.

Enséñame a amar (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora