En Boston

14K 286 10
                                    

-Creo que ya terminé con todo esto de acá- declaré estirándome con pereza.

Acaba de descubrir hace un par de horas el porqué de que esta biblioteca se la pasara vacía. Hacía un calor del demonio por alguna razón. No aguanté ni el primer cuarto de hora con el suéter que había traído puesto.

-Perfecto- sonrió abiertamente y luego puso delante de mí otra pila de exámenes por corregir.

-Esto es explotación.

Rió.

-No lo es si te brindo un helado al salir.

Antes de responder, incluso cuando ya había abierto la boca alguien se hizo notar tras de mí. El rubio con la camisa arremangada hasta los codos con más botones de lo aceptable, para ser un profesor, desabrochados y rastros de sudor manchando su camisa elevó sus ojos hasta la nueva figura.

Voltee y detrás de mí estaba esa figura jovial y viril que combinaba la sensualidad y belleza con una arrogancia agobiante y una personalidad irritante. Exudaba seguridad pero en sus ojos estaba ese tono, ese color, esa mirada envolvente que me clavaba de alguna manera a su lado. Más allá de toda su fachada indiferente había empatía, sinceridad y hasta ternura. Sentí un rayo de dicha al saber que sólo conmigo se mostraba así. Si supiera que conocí su lado gentil trataría por todos los medios de esconderlo, de ocultarlo de mí.

-¿Qué paso?- pregunté extrañada mientras lo observaba sentarse a mi lado.

Se encogió de hombros. Se inclinó a mi lado y beso mi frente.

-Mañana me harán la prueba- explicó- el entrenador tenía asuntos pendientes así que me mandó juntos con otros a volver mañana.

Me sonrió antes de mirar todos los papeles desordenados sobre la mesa.

-¿Se le ofrece algo Brooks?

Al aludido levanto la mirada y aunque trato de mantener la misma postura noté como cambiaba de posición y consigo su actitud relajada.

-No profesor. Sólo pasaba…

Lo miré con los ojos entrecerrados acusándolo con mi mirada.

A menos de que yo ya lo conociera demasiado era posible de que Rice notará la mentira.

-Voy al baño- avisé.

Creo tanto jodido calor me hizo beber mucha agua y mi vejiga quería desocuparse rápido.

Afortunadamente lo baños no era más calurosos, porque si así fuese en ese reducido espacio seguro lo alquilarían como sauna.

Cuando regresé Ángel estaba recostado al asiento con un brazo descansando en el respaldo de la silla donde hace minutos yo había estado calentando. Masticaba chicle con actitud cínica y no se inmutaba en observar descaradamente al profesor quien con recelo le respondía.

-¿Qué…- me interrumpí a punto de sentarme cuando vi que ninguno dejaba de fulminarse. Actuaban como si yo no estuviese ahí.

-Ya nos vamos- Ángel fue el primero en hablar y mirarme.

-Pero yo no he terminado con…

-Creo que dos horas es suficiente- giró la cabeza y desde su altura se fijo en los ambarinos ojos con determinación- además no creo que el profesor se moleste si me llevo a mi novia- en su tono aparentemente inocente podía percibir la doble intención de sus palabras.

Volteé insegura y el aludido sólo asintió pero antes de concentrar su atención en las hojas me miró sin emoción alguna.

-Genial- con entusiasmo me tomó la mano y jalo de mí.

Aléjate de míWhere stories live. Discover now