Cosas de rubios

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Pido disculpas por la demora, se me complico un poco ya que esta por terminar la historia y necesitaba decidirme por un  desenlace. 

Estoy escribiendo otra historia y pronto tendrán noticias de esta, estara mucho mejor editada y con una mejor trama ya que la estoy elaborando con la experiencia de esta. 

Gracias por el apoyo y la paciencia. 

Para Valeryvaldez y Tania_alcala.

Sin más espero que disfruten de este capítulo.

Bostecé y me acurruqué más contra el pecho de Ángel quien me abrazo sin mucha fuerza y apoyó la mejilla derecha en la coronilla de mi cabeza.

El único sonido era el crepitar de las llamas de la chimenea que yacía justo frente a nosotros. Tenía puesta encima la chaqueta que me había regalado Fabiana que para mi gusto era algo pretenciosa pero le hacía tanta ilusión vérmela puesta que no pude negarme. Se solían abrir los regalos el veinticinco de diciembre pero los Brooks haciendo gala de su particularidad lo hacían después de cenar.

Todo ese reacomodo de tradición había empezado cuando Ángel era un pequeño demasiado impaciente para esperar hasta el día siguiente. El matrimonio Brooks luego del berrinche y la depresión que tuvo Ryan al enterarse que Papá Noé no existía decidieron que a sus futuros hijos no los engañarían con esa ilusión comercial, así que a su corta edad ya Ángel sabía que no había que esperar hasta el veinticinco para obtener sus regalos.

Nos divertimos destapándolos y aunque tenía la sospecha de que los regalos de Rob, Arón y Ryan para el resto de la familia que no fuera ella habían sido escogidos por la misma Fabiana. Dudaba que Ryan me regalara un vestido con tan llamativo estampado que podría dejar ciego a cualquiera.

Ian suspiró con pesar y giré para ver como con resignación tomaba hasta la última gota de la botella de Champagne. Tenía puesto el ridículo gorro de Bufón que mi amiga le había dejado entre tantos regalos. Definitivamente no esperaba otra cosa por parte de Georgie.

Ryan y Rob habían salido de farra pero no a las mismas rumbas, yo demasiado cansada por toda la movida del veinticuatro con dos histéricas por la navidad me negué y la preocupación de no saber nada de Georgie menos me dejaba pensar en divertirme. Cada dos por tres miraba la pantalla con la esperanza de ver noticias de la rubia con Ian mirándome sin disimulo en busca de alguna respuesta. No me atrevía a llamar a su casa con el miedo de que ella hubiese cambiado de planes y la cagara. Ni siquiera mis llamadas le caían.

¿Pero donde coño se había metido?

Sonó el timbre una vez y por instinto me giré hacia la puerta.

-Tranquila ese debe ser Ryan o Robert demasiado borrachos para abrir la puerta- me dijo Ángel.

-Podrían despertar a tus padres.

-Dudo que estén durmiendo- dijo con sorna y yo traté de no evocar imágenes desagradables de ambos montándose en una bien caliente en el piso de arriba.

Fruncí el ceño ante el pensamiento.

Volvió a sonar el timbre.

-Yo abro- anunció Ian poniéndose de pie.

La puerta se abrió y no hubo ningún sonido. Aún con los brazos de Ángel a mi alrededor giré la cabeza con curiosidad y ahí estaba Georgiana con dos maletas guindando de sus manos y mirando a Ian con un mohín.

-¿Qué haces aquí?- logró decir un estupefacto Ian.

-Pasar la noche buena- dijo encogiéndose de hombros.

Aléjate de míWhere stories live. Discover now