Todo un escándalo

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-Lo siento señorita Van Kurt pero no podemos cambiarla de sección a mitad de curso a menos que alguien se retire- me explico por cuarta vez con voz cancina la señora regordeta con grandes anteojos detrás del escritorio encargada de trámites internos.

-Sí, pero es que usted no entiende...

-No- me cortó alzando la mano y poniéndose de pie- usted sabe que tiene que mostrar una carta con la exposición de su caso y esperar que el decano la revise- caminó hacia la puerta y volviéndose hacia mí con suficiencia abrió la perta- y además con un traslado en su expediente dudo que vayan a darle otro, la universidad no está para complacer caprichos.

Me quede con la boca abierta ante la grosería de la señora. Si no fuese porque unas canas se asoman entre sus cabellos oscuros me la comería viva.

Salí de la oficina hecha una furia.

¡Maldita burocracia universitaria!

-¡Joder!- me quejé cuando choqué contra alguien y derramo su café sobre mí- Ve por donde caminas coño.

-Lo-lo si-siento- se disculpó una tímida voz- ha sido mi-mi culpa.

Se atusó un mechón de cabello castaño detrás de una de sus pequeñas orejas como el resto de su menudo cuerpo. Unos ojos marrones claro se abrieron de impresión y de reconocimiento evaluando todo mi rostro y empezó a mover sus manos nerviosamente.

-Claro que ha sido tu culpa imbécil- gruñí apretando la mandíbula y tensando mi cuello.

¡Era la regalada de la habitación de Ángel!

-Lo-lo siento...

-Si ya dijiste que lo sentías- miré mi camisa arruinada y alguno de mis libros salpicados de gotas de café. Alcé la vista y me acerqué a ella sintiendo la rabia recorrerme y encendiendo con furia cada espacio de mi ser, ella se encogió en su posición y vi como quería retroceder ante mi presencia- ¿Cómo piensas arreglarlo?- pregunté señalando el desastre y ladeando la cabeza amenazante. No respondía y tragó grueso con los ojos grandes y llenos de susto- ¿Ah?

-Yo-yo...

-Vas a lamentar atravesarte en mi camino niña- le amenacé agarrándole la muñeca con el pulgar y el índice.

-Suéltala Ángela- habló a quien menos quería ver. Cerré los ojos con fuerza y chirrié mis dientes- Suéltala.

Abrí los ojos y me encontré con su mirada puesta en mí.

No lo había visto desde el incidente, lo había evitado a toda costa y toda la mierda que sentí ese día se fue reemplazando con una ira que me ha tenido las tripas retorciéndose.

Dio un paso más hacia nosotras y como un resorte solté su muñeca como si quemara y di un paso hacia atrás.

Lo quería lejos. Me angustiaba tenerlo cerca.

-Que oportuno- traté de embozar una sonrisa aunque estoy segura que sólo logré mostrar mis dientes de forma rabiosa-. Justo a tiempo para rescatar a su... ¿Debería usar la palabra novia o simplemente es menos que eso pero más que una simple amiga?

-Basta Ángela- dijo con voz ronca.

-Tal vez ¿Dama de compañía?- sugerí. Mis palabras eran toxicas pero realmente a la única que envenenaban era a mí- No. A esas se les paga- cambié mi mirada hacia la castaña quien se mantenía nerviosa, pero menos que antes, en el mismo lugar- ¿Tú lo haces gratis no?

Espero una respuesta que no llegó y Ángel se tensó.

-Creo que te va regalada.

-Dije que basta- dijo Ángel haciendo que despegase mi mirada de la castaña. Se acercó hasta quedar frente a mí a una distancia que para nada era cómoda.

Aléjate de míWhere stories live. Discover now