Un giro a la historia

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Cuando me desperté lo hice con un fuerte dolor de cabeza, me removí incomoda en la cama, me vi con una bata azul de hospital, tenía la rodilla vendada, toque mi cabeza y afortunadamente no tenía nada de vendas así que el golpe seguramente fue leve, tenía una bolsita guindando a un lado de mi cama suministrando quien sabe qué por mi mano derecha.

-Despertaste- dijo angel a mi lado.

Me estiré en la cama y sentí otro dolor por las costillas.

-AY- grité- maldita sea.

Me miró con expresión alarmada y se levanto de la silla de un solo golpe y se dirigió a la puerta y trajo casi que arrastrando a una enfermera. Esta venia con cara de indiferencia en comparación con la expresión alterada de angel.

-¿Qué le duele?- preguntó mientras revisaba la bolsita guindando.

-Todo- murmuré enfadada conmigo misma.

-Pues se lastimo varias partes del cuerpo, es natural que le duela. Lo más grave fue la rodilla y sin embargo pronto sanará, deberá cumplir reposo junto con el resto de las recomendaciones que le de el doctor, no se preocupe…

Se giró y se encontró con Angel, este murmuró algo y la enfermera salió.

Lo miré con el ceño fruncido.

-¿Qué?- preguntó.

-Eres un exagerado, estoy bien. Ahora mismo me podría ir de alta.

Entornó los ojos.

Entró el mismo doctor que hace un momento, pero ahora con la mente despejada pude ver que era bastante guapo, de seguro más de una paciente terminaba enganchada con él.

Se acercó a mí con una sonrisa brillante.

-Buenas noches, me han dicho que tenemos una pequeña dolorida aquí.

Revisó unas hojas al pie de mi cama y luego le echo un vistazo a la famosa bolsita guindando.

Angel se acercó más a mí.

-Ahora- dijo mirándome- dime que te duele.

Me sorprendió que un doctor tuteara a sus pacientes, sin duda era uno my relajado.

-Todo- respondí igual que antes.

Rió.

-Sé un poco más específica.

-Hace un momento sentí un tirón en las costillas.

-Bien, las derechas ¿No es así?

Asentí.

-Ahora necesito que seas valiente y aguantes.

Hice una mueca.

-Es sólo un chequeo, nada más.

Subió el respaldo de la cama hasta casi dejarme sentada, luego por mi espalda y el costado empezó a tocar desde arriba hacia abajo.

-Dime cuando te duela.

Cerré los ojos para prepararme.

-Ahí- dije con los dientes apretados.

Siguió tocando por donde le dije y ya se me hacía imposible seguir aguantando.

-Ya- me moví alejándome de sus manos.

Las manos de angel me sujetaron y hasta ahora no me había dado cuenta que miraba al doctor con una de esas miradas intimidantes, tenía la mandíbula tensa y esa postura rígida.

-No hay fracturas de ningún tipo, te lastimaste bastante el lado derecho-miré hacia mi rodilla- eso- señaló las vendas- no es más que para evitar que muevas mucho la rodilla, así se recupera más rápido de su lesión. Por el resto evitaras movimientos bruscos, vendrás pasado mañana para evaluar como sigues…

Aléjate de míWhere stories live. Discover now