Noche Buena

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-¡Hey Anggy despierta!- una voz lejana me arrancaba de la paz y quietud en la que me hallaba.

Negué a despertarme y hundí mi cara en la almohada.

-Vamos- rogó y casi pude imaginar un perfecto puchero-. No seas floja. Ya es veinticuatro.

 -Si- hablé con voz ronca-. Y mañana veinticinco. Ahora lárgate y deja de joder.

-Tú lo has pedido- declaró la rubia antes de ponerse a saltar en la cama.

No entendía nada de lo que cantaba hasta que terminé de despertar.

-A sleighing song tonight…- agudizó más la voz- Oh, jingle bells, jingle bells. Jingle all the way. Oh, what fun it is to ride…

-Ya, ya Georgiana- me quejé sobre la cama temblorosa y bajo una rubia eufórica por la navidad.

-¿Qué pasa lindas?- inquirió la voz de Fabiana recién abriendo la puerta.

Me sobresalté y me di la vuelta para esconder mi trasero semidesnudo sólo con un cachetero. Cuando alzo la vista Georgie seguía saltando completamente desnuda y sin importarle que sus bien proporcionados senos brincasen salvajemente.

La señora Fabiana lejos de inmutarse o parecer abochornada por irrumpir así, pasó directamente y llego hasta nosotras.

-Fabiana dígale que se despierte. ¡Hay tanto que hacer en este día y ella lo esta desperdiciando!- Pidió mi amiga entre saltos con la respiración afectad.

-Bu-buenos días señora…- balbuceé todavía avergonzada y ella me interrumpió negando enérgicamente con la cabeza.

-No, no. Nada de señora. Ahora ve levántate que son las siete y vamos tarde.

-¡¿Qué?!- pregunté o más bien grité.

-Que son las siete Amie- me explicó Georgie.

¡Pero si es navidad!

¡Son vacaciones!

¡Y SON LAS SIETE!

Suspiré.

Toda mi vida estaba rodeada por maníacos.

-Así que vamos querida- dijo Fabiana jalándome por un brazo-. Ayúdame Georgiana. Eres tan perezosa como mi hijo.

Sonrió con dulzura pero sus movimientos bruscos no iban de acuerdo con la delicadeza con que se mueve y expresa.

Cuando me levanté de un tirón me puso de espaldas mientras me quitaba la camisa haciéndome levantar los brazos y Georgiana se arrodillaba frente a mí para quitarme el cachetero de forma brusca.

Solté un gritó de sorpresa.

-Una cola- pidió Fabiana y mi amiga se quito una liga de la muñeca y se la paso-. No necesitaras lavarte el cabello, iremos a la peluquería- me explicó mientras me hacia una cola alta.

Abrieron la puerta y por instinto Georgie y yo nos acercamos abrazándonos de frente y girando la cara al mismo tiempo hacia la puerta.

Ian con una mueca extrañada y Ángel con la mano en el bolsillo del mono, el torso desnudo y con la otra mano rascándose la nuca con la cabeza de lado tratando de entender que pasaba, se dejaron ver una vez que la puerta se abrió completamente.

Sentí los ojos de Ángel pasar por mis piernas, subir por mi trasero y llegar hasta mi cara y luego cuando quiso ver mi pecho se encontró con que lo tenía pegado al de mi amiga así como toda la parte desnuda de adelante haciéndolo fruncir el ceño.

-¿Pero que coño…- había empezado a preguntar Ian con los brazos cruzados cuando Fabiana de un portazo en la nariz los excluyó.

-Aprendan a tocar. Abusadores- los acusó cruzándose los brazos de forma pueril para regresarse y mirarnos y fruncir más el ceño.

Aléjate de míDove le storie prendono vita. Scoprilo ora