Somos lesbianas

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-¡¿Por qué demonios no me llamaste antes?!

-¡No había tenido carga en mi celular- respondió otra voz igual de desesperada.

Esos gritos me despertaron.

-¡Ay!- solté cuando me fui a sentar y la cabeza pareció explotar.

Me llevé una mano a la frente y también sentí un tirón.

-Maldito infierno- mascullé viendo con desprecio al ver la solución que me estaba suministrando por el dorso de la mano.

-Ang…-la voz de Ángel sonó al pie de mi cama y ahí estaba en bermudas, con unas crocs y una camisa verde oscura- Maldita sea Ángela.

Se acercó a mí con el semblante oscurecido por la ira. Temí cuando acerco sus manos a mi rostro pero el tacto fue totalmente opuesto a lo emoción que lo embargaba. Fue sutil y lento, fue una caricia que apartó mis cabellos revueltos para despejar mi cara.

-Despertaste- anunció Ian mirándome con una sonrisa apagada- nos asustaste mucho.

Los recuerdos me golpearon como si de una brisa helada se tratase.

Georgie…

-¿Y Georgiana?- inquirí poniéndome en máxima alerta.

-Querrás decir Valeria- me corrigió acercándose lentamente- Y está bien, despertó hace una hora más pero no nos han dejado entrar- dijo con amargura.

Dejé soltar al aire que no sabía que estaba reteniendo.

Fruncí el ceño repitiendo sus palabras nuevamente en mi cabeza.

-Es Georgie…

Ian negó.

Y cuando abrió la boca para contradecirme un Ángel irritado lo cortó.

-Creo que Ángela necesita descansar, quien sea y como se llame puede esperar para que discutan el nombre- con movimientos decididos me guió hasta acostarme en la cama nuevamente.

Mi ceño se profundizó.

-Es mí...

-Lo que sea, no me interesa- murmuró entre dientes.

Ian lo fulminó con la mirada y desapareció detrás del biombo azul.

-¿Qué le pasa?- pregunté.

Se encogió de hombros y se inclinó sobre mí para acariciarme la frente.

-No vuelvas a hacer esto- exigió en voz baja- es demasiado insensato incluso para ti.

Retrocedí en la cama para mirarlo.

-Fue una suerte que Ian te encontrará- me miró por completo como asegurándose de que estaba ahí y luego su voz se volvió más ácida y obstinada- Y nada de volver a salir con esa amiga tuya.

El despreció en su voz me enfureció pero incluso antes de que pudiera poner un semblante de enojo una enfermera apareció echando a Ángel.

-En un par de horas podrá irse de alta- dijo la enfermera después de que el doctor se marchara, mientras revisaba la segunda bolsa que adicionaron a mi tratamiento- Así que por ahora lo mejor es que duerma y descanse.

-¿Y mi amiga?

-Ella está mejor- sonrió-.Ha reaccionado muy bien. Es bueno que su joven amigo la haya traído a tiempo.

Aléjate de míWhere stories live. Discover now