CAPITULO 3 (Editado)

2.2K 102 9
                                    

POV Elisabeth

Estaba un poco emocionada... oh vamos a quien engaño, estaba muy emocionada de visitar ese tal callejón en el que según mis papás compraría todo lo necesario para mi estadía en el colegio.

Papá entro primero a la chimenea para que yo viera como tenía que hacer, cogió un puñado de tierra o eso creo que era y dijo "callejón Diagon" un segundo después el ya no estaba y en su lugar se encontraban unas llamas de color verde que ya comenzaban a extinguirse.

- Tu turno cariño- me dijo mama muy tiernamente, pero yo todavía estaba un poco impresionada por lo que pasó así que le dije a Carlos que pasara primero.

Él hizo el mismo procedimiento que papa y pronuncio sus mismas palabras, y cuando me di cuenta mi amigo ya no estaba.

Ya era mi turno, pero no me sentía muy confiada y di unos pasos atrás de la chimenea un poco asustada.

- No tienes de que preocuparte Lissie, solo tienes que coger un puñado de polvos y pronunciar el lugar al que quieres llegar y la chimenea hará el resto- Hablo mamá agachándose a mi altura y colocando una de sus manos en mi hombro para que me tranquilizara.

- Pero y ¿si digo otra cosa? ¿Y si me pierdo en el camino? No me quiero perder o llegar a otro lugar, ¿y si me desvió y llego a Roma? - hablaba muy rápido o incoherencias siempre que estaba nerviosa.

- Tranquila, solo respira y recuerda que del otro lado te están esperando tu papá y Carlos.

Respire varias veces para tranquilizarme un poco y entre a la chimenea, ya estaban las llamas verdes, pero no se sentían muy calientes, todo lo contrario, era una sensación muy agradable y calida.

- Recuerda, callejón Diagon- dijo mamá muy despacio para que yo pudiera captar la idea.

Hice lo que mamá dijo, cogí un poco de los dichosos polvos y los arrojé a las llamas pronunciando claro "callejón Diagon".

Apenas pronuncie esas palabras la sensación agradable que sentía hace unos segundos desapareció; sentía que me succionaban por un agujero de un enchufe gigante y que estaba girando a gran velocidad... El bramido era ensordecedor... Intentaba distinguir las imágenes a mí alrededor, pero me maree de tantas vueltas que daba, así que mejor cerré los ojos hasta que al fin sentí que todo se paraba y me di cuenta que iba directo al suelo así que coloque mis manos impulsivamente, justo a tiempo para evitar darme un buen golpe contra el piso.

Papá me ayudo a levantarme y con un movimiento de su varita quedé libre de tierra y cenizas. Después de mi, apareció mi madre, pero ella llego con mucho más estilo que yo.

Después de esa experiencia tan desagradable para mí, nos dirigimos hasta un gran edificio blanco que decía Gringotts, en la entrada nos esperaban ya los padres de Carlos, los señores Hale.

Los saludamos y entramos al gran edificio, ya estando dentro yo miraba para todo lado muy sorprendida y cuando empecé a mirar para los lados di un pequeño grito de miedo.

En unas mesas a cada lado de nosotros se encontraban unas criaturas muy feas que no median más de un metro contando unas monedas y otros mirando joyas; Carlos se giró hacia mi cuando me escucho gritar y me dijo:

- Tranquila, no te asustes, esos son duendes y son los encargados de las cosas aquí en Gringotts, pero no te fíes de ellos son muy temperamentales y no les caemos muy bien los magos, así que intenta no hacer contacto visual con ellos.

Solo asentí con mi cabeza y seguimos caminando hacia esas criaturas "duendes" y cuando estábamos cerca habló el señor Hale.

- Queremos hacer un retiro de la bóveda de los Hale por favor- el duende se quedó mirándolo unos segundos y después dijo.

MI QUERIDO PELI ROJO (CHARLIE WEASLEY Y TU)Where stories live. Discover now