CAPITULO 14 (Editado)

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Sin embargo, Quirrell debía de ser más valiente de lo que habíamos pensado. En las semanas que siguieron se fue poniendo cada vez más delgado y pálido, pero no parecía que su voluntad hubiera cedido.

Cada vez que pasábamos por el pasillo del tercer piso, los chicos y yo apoyábamos las orejas contra la puerta, para ver si Fluffy gruñendo, allí dentro. Y cada vez que nos encontrábamos con Quirrell Harry le dirigía una sonrisa para darle ánimo y Ron les decía a todos que no se rieran del tartamudeo del profesor. Yo no me confiaba mucho del profesor, pero prefería no opinar, además con Hermione habíamos comenzado a hacer horarios para repasar y a subrayar con diferentes colores nuestros apuntes. A Harry y Ron eso no les importaba mucho, pero Hermione los fastidiaba todo el tiempo para que hicieran lo mismo.

—Hermione, faltan siglos para los exámenes.

—Diez semanas —apoye a Hermione—. Eso no son siglos, es un segundo para Nicolás Flamel.

—Pero nosotros no tenemos seiscientos años —le recordó Ron—. De todos modos, ¿para qué repasan si ya se lo saben todo?

— ¿Que para qué estoy repasando? ¿Estás loco? ¿Te has dado cuenta de que tenemos que pasar estos exámenes para entrar en segundo año? Son muy importantes, tendría que haber empezado a estudiar hace un mes, no sé lo que me pasó...

— Además no es que nos lo sepamos todo, por ejemplo, a mí me va pésimo en pociones y no ayuda mucho el hecho de tener a Malfoy como compañero...

Los profesores parecían pensar lo mismo que Hermione. Nos dieron tantos deberes que las vacaciones de Pascua no resultaron tan divertidas como las de Navidad. Era difícil relajarse con Hermione al lado, recitando los doce usos de la sangre de dragón o practicando movimientos con la varita. Hasta a mí ya comenzaba a impacientarme ¡Y eso que me gustaba estudiar con ella! Quejándose y bostezando, Harry y Ron pasaban la mayor parte de su tiempo libre en la biblioteca con nosotras, tratando de hacer todo el trabajo suplementario.

—Nunca podré acordarme de esto —estalló Ron una tarde, arrojando la pluma y mirando por la ventana de la biblioteca con nostalgia. Era realmente el primer día bueno desde hacía meses. El cielo era claro, y las nomeolvides azules y el aire anunciaban el verano.

Mientras descansaba un poco mis ojos de tanta lectura escuche que Ron decía:

— ¡Hagrid! ¿Qué estás haciendo en la biblioteca?

Hagrid apareció con aire desmañado, escondiendo algo detrás de la espalda.

Parecía muy fuera de lugar; con su abrigo de piel de topo.

—Estaba mirando —dijo con una voz evasiva que les llamó la atención—. ¿Y vosotros qué hacéis? —De pronto pareció sospechar algo—. No estaréis buscando todavía a Nicolás Flamel, ¿no?

—Oh, lo encontramos hace siglos —dijo Ron con aire grandilocuente—. Y también sabemos lo que custodia el perro, es la Piedra Fi...

—¡¡Shhh!! —Hagrid miró alrededor para ver si alguien los escuchaba—. No podéis ir por ahí diciéndolo a gritos. ¿Qué os pasa?

—En realidad, hay unas pocas cosas que queremos preguntarte —dijo Harry— sobre qué cosas más custodian la Piedra, además de Fluffy...

— ¡SHHHH! —dijo Hagrid otra vez—. Mirad, venid a verme más tarde, no os prometo que os vaya a decir algo, pero no andéis por ahí hablando, los alumnos no deben saber nada. Van a pensar que yo os lo he contado...

—Te vemos más tarde, entonces —dijo Harry

Hagrid se escabulló.

— ¿Qué escondía detrás de la espalda? —dijo Hermione con aire pensativo.

MI QUERIDO PELI ROJO (CHARLIE WEASLEY Y TU)Where stories live. Discover now