MI QUERIDO PELI ROJO (CHARLIE WEASLEY Y TU)

CAPITULO 18 (Editado)

Me encontraba en mi cuarto acostada en mi cama viendo para él techo mientras escuchaba un poco de música, esto me relaja siempre. Estoy sola de nuevo ya que Carlos se había ido de nuevo a Colombia a visitar a su familia. No había hablado con Cedric desde que empezó el verano, a la única persona que le había contado del casi beso había sido a Hermione, no pude decírselo a Carlos, había algo que me lo impedía, quizás el hecho de que son primos. Bueno como sea, lo del beso se lo conté a Herms y me dijo que no me preocupara, que quizás estaría aclarando sus ideas y cuando estuviera listo me escribiría, que no lo presionara, pero ya me estaba cansando de esto, ya habían pasado 1 mes de vacaciones y no daba señales de vida. Estaba sumergida en mis pensamientos cuando escucho que me llaman de la planta baja de la casa.

—¡Elisabeth, hija ¿ya hiciste tu equipaje?! — era mi mamá... ¡había olvidado por completo que tenía que hacer las maletas!

Nos vamos de vacaciones a Egipto con los Weasley, ellos habían ganado un premio y habían decidido ir a visitar a Bill y mis papás dijeron que los acompañaríamos ya que hace mucho no salíamos de vacaciones como familia.

Me levanté de un salto de la cama y comencé a empacar todo lo más rápido posible antes de que mamá subiera y se diera cuenta del desastre de mi habitación.

Apenas había comenzado a empacar mis cosas cuando entró mamá.

—¡Ya casi termino! — dije arrojando todo lo que podía al baúl.

—Sabía que no habías hecho las maletas así que subí a ayudarte— dijo con una media sonrisa y con un movimiento de varita ya estaba todo en su lugar.

—Ya quiero poder hacer eso— dije en voz baja. La magia soluciona tantas cosas.

Hechas todas las maletas nos dirigimos al Ministerio de magia para encontrarnos y de allí partiríamos para Egipto ya que teníamos que tener un permiso especial para aparecernos en otro continente.

Ya nos estaban esperando, los señores Weasley, los gemelos, Percy, Ron y Ginny. Charlie también iría, pero nos alcanzaría allá.

Tomamos el traslador y nos fuimos para Egipto. Cuando llegamos Bill ya nos estaba esperando y para mi sorpresa, Charlie ya estaba con él. Después de los debidos saludos y de que al fin no me cayera cuando me encuentro con Charlie... Oh esperen hable muy rápido, el idiota de Ron atravesó el baúl y me empujo sin querer, o eso quiero pensar yo, cuando iba a saludar a Charlie y caí en sus brazos, que vergüenza, creo que esto se va a hacer una costumbre entre nosotros.

—Cuidado pequeña, valiosa carga— ¿En serio dijo eso? Me sonrojé apenas lo dijo y mi cabello cambio de color, ya ni con Cedric me pasaba esto. Lo bueno, nadie más lo escuchó; lo malo, todos nos miraban porque Charlie todavía me sujetaba de la cintura. Un carraspeo hizo que nos separáramos y yo si es posible me sonrojé aún más. Pasada toda esa vergüenza, nos fuimos al departamento de Bill, allí dejamos nuestras cosas y salimos a conocer las pirámides, nos enseñó las tumbas y nos dijo el montón de maldiciones que tienen estas para los profanadores de tumbas. Los gemelos trataron de encerrar a Percy en una de las pirámides y yo trate de defenderlo y por esto me gane que estos dos quisieran hacer lo mismo conmigo, pero la señora Weasley y mi mamá evitaron que esto pasara y los gemelos se ganaron el regaño de sus vidas por esto, no solo de nuestras madres, sino también de Bill, el señor Weasley y hasta Charlie, aunque este último precisamente por Percy.

Fueron unas vacaciones muy interesantes, pude terminar mis trabajos para el colegio con ayuda de Bill y Charlie, ellos sabían muchísimas cosas interesantes, aunque me daba un poco de pena Ron ya que no adelantó nada de todo lo que teníamos que entregar a penas entraramos en el colegio nuevamente, así que traté de ayudarle lo más que pude, cosa que no fue mucho ya que el solo pensaba en disfrutar en disfrutar sus vacaciones. Cuando no estaba con Ron o los gemelos, me quedaba hablando con Charlie, conocía muchos lugares y le cogí mucha confianza, quien diría, se volvió un muy buen amigo y me pidió que cuando volviéramos a casa, aunque él se tenía que ir para Rumania, que nos habláramos por cartas. Yo le dije que sí, por lo menos con él sabría que me contestaría.