introducción

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Tres años antes

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Tres años antes.

La muchacha se removía inquieta en aquel pasillo de color blanco, miró el reloj de la pared.

—¿le falta mucho al doctor? —preguntó nerviosa—.
—señorita ya le dije que está con una paciente dentro —dijo algo cansada de que la chica le preguntará cada cinco minutos—. luego de que ella salga entrará usted.
—suspiró con resignación—. está bien, gracias.

Luego de unos minutos la paciente que era atendida salió, la castaña miró a la mujer que tenía su vientre abultado y sonrió inconscientemente.

—Helena Miller —habló el señor de pelo canoso mirando la ficha—.
—aquí —se paró la chica y caminó hasta la puerta—.
—pase —le sonríe—.

La chica de apenas veinticinco entró y se sentó.

—bien doctor ¿tiene los resultados? —preguntó inquieta—.
—si Helena —murmuró—.
—¿y? ¿Qué dieron? -inquirió-
—Helena tienes endometriosis —habló con pesar—.

—¿Qué es eso doctor? —preguntó nerviosa—.

—La endometriosis es un trastorno que ocurre cuando el tejido que normalmente recubre el interior del útero se encuentra fuera del útero. Esto puede desarrollarse fuera del útero, en los ovarios y las trompas e incluso, en la vejiga o los intestinos —informó—. Este tejido puede irritar las estructuras que toca y así causar dolor y adherencias en estos órganos —le explicó el médico—. la mayoría de las personas que sufren esta condición no se quedan embarazadas siguiendo la técnica natural.

La chica lo miró angustiada, esto no podía estarle pasando a ella ¿cómo se lo diría a su novio? ¿Cómo formarían la familia que tanto anhelaban si ella no podía darle un hijo?

—doctor, pero ¿no hay nada que se pueda hacer? —habló abatida—.
—por el momento en cuanto a embarazo no —se lamentó—. debemos hacerte una cirugía abdominal, ya que tu caso es grave, ven mañana por la mañana nuevamente para comenzar todo —le dijo mientras anotaba en un papel la hora del día siguiente—.
—Bien, gracias —se levantó de la silla y salió de la habitación—.

Al salir miró el pasillo en el que minutos atrás estaba ella y pudo ver como habían muchas mujeres embarazadas, y sintió ganas de llorar, pero aun así no lo hizo. Caminó con pesadez hasta la parada de taxi y se subió a uno para indicar el lugar.

Una hora después la chica llega a su casa y ahora si comenzó a llorar en la grande cama matrimonial, ¿por qué Dios la castigaba de tal forma?, ella que sólo quería ser madre, sentir que algo dentro de ella crecía, no podía.

Abrazó la almohada con fuerza tratando de acallar el llanto que emergía de sus labios, Frank la dejaría pensó enseguida.

Después de llorar tanto la pobre chica se durmió abrazada a la almohada.

A eso de la media noche alguien entra a la casa, deja las llaves en la mesa de centro y se dirige al cuarto de la chica.

Frank la miró dormir tan tranquila y en paz que no quiso irrumpir en su sueño, así que le sacó los zapatos y la arropó para luego acostarse al lado de su preciosa novia, pero algo le llamó la atención cuando fue a apagar la luz.

Un sobre se hallaba en la cartera semi abierta de la castaña, su curiosidad le ganó y sacó el sobre, lo abrió y leyó lo que ahí se encontraba. Cuando terminó de leerlo no lo podía creer, Helena, su novia no podía tener hijos.

Miró su ropa y  comenzó a a vestirse nuevamente, ¡Diablos la amaba! pero él no podía con tal peso en sus hombros, sabiendo que jamás podrían formar una familia. Cuando estuvo listo escribió una pequeña carta para ella, pensó en que Helena no se merecía que el desapareciera así sin más, luego de terminarla salió de la casa.

La muchacha un poco más tranquila a la mañana siguiente se levantó, pero se percató enseguida que Frank no había dormido en la casa, asustada se levantó y caminó hasta el salón del departamento donde la esperaban sus exámenes médicos y una carta, sin soportarlo más comenzó a llorar, Frank la había dejado.

Caminó con temor hasta la mesa de centro y desdobló el papel, trató de tranquilizar su respiración debido al llanto, pero fue imposible así que se dispuso a leer la carta.

Helena:

He llegado a casa y te he visto dormir tan tranquilamente que no hice más que arroparte y desvestirme para dormir junto a la mujer que amo, pero tus exámenes llamaron mi atención y ya conoces lo curioso que soy lo leí...

Perdóname, amor mío, pero no puedo con tal peso sobre mí, el saber que no podremos formar una familia me destroza, te amo y me hubiese gustado que esto no ocurriera así, soy un cobarde lo sé y sé que quizás estés llorando en estos momentos y me odio por hacerte llorar, te pido nuevamente que por favor me perdones.

Frank Dearl

Helena no pudo dejar de llorar, con cada palabra que leía su llanto aumentaba. La había dejado se dijo, caminó hasta su habitación que ahora sin él le parecía fría y vacía, se recostó en la cama matrimonial, tomó su teléfono y le marcó a su madre.

—hola cariño ¿cómo estás? —le dijo su madre con dulzura—.
—me dejó mamá —su voz sonaba rota—.
—¿quién cariño? —su tono cambió radicalmente a uno de preocupación—.
—Frank —se largó a llorar—.

—Frank —se largó a llorar—

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HOPE (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora