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Helena se despertó a causa de unos murmullos

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Helena se despertó a causa de unos murmullos.

—Mati cállate despertaras a mamá —habló el castaño bajito—.
—Cállate tu Marco —dijo a la defensiva la pequeña, se acercó a la cama donde su madre fingía estar dormida—.
—Hijos no peleen —el corazón de Helena se encogió, estaba él con sus hijos—.

Matilda con sus pequeñas manos tocó el rostro de su madre.

—Esta calentita —rió dulcemente—.
—Yo igual quiero tocarla —se quejó Marco—.
—No, tú no.
—Papá —se quejó que el niño nuevamente—. 
—Mami despierta —le habló su hija mientras besaba su nariz, a Helena le pareció tierno y sonrió— mami no te hagas la dormida —rió nuevamente la pequeña—. 
—Uy mi corazón de melón —le dijo Helena mientras se sentaba en la cama y la abrazaba—. 
—Cumpleaños feliz —comenzaron a cantar su hijo y Jade— te deseamos a ti, cumpleaños mamita —cantó Marco— que los cumplas feliz —el castaño corrió a la cama y se lanzó a darle un fuerte abrazo— papi ven —le dijo su hijo—.

Jade solo se limitó a dejar la bandeja a los pies de la cama y se encaminó a la puerta, a Helena se le encogió nuevamente el corazón.

—Jade espera —lo llamó—.

El castaño se dio la vuelta.

—Dime.
—Yo... —lo miró a los ojos y esperaba estar haciendo lo correcto— niños vayan a ver a su prima Bárbara.

Los niños pasaron por su lado y corrieron escalera abajo.

—¿qué pasa Helé?
—Te amo —le susurró, para después besarlo—. 
—¿significa que me has perdonado? —musitó—.
—Solo si prometes nunca más volver a engañarme.
—Te lo juro princesa mía —beso nuevamente sus labios—.

Helena no sabía si el cumpliría su palabra, pero estaba segura de una sola cosa, lo amaba y lucharía porque su familia siguiera unida.

Ayer hablando con su hermano se había dado cuenta que, no tenía por qué sentirse menos mujer por perdonar a Jade, eran una familia, tenían dos hijos preciosos, un pequeño en camino y debía luchar juntos para que nada más los separará.

—Lucharé para que estemos mejor y vuelvas a confiar en mí —le dijo Jade mientras sus ojos se empañaban en lágrimas, Helena sorprendida al ver a su novio llorando, lo abrazó—.
—lucharemos juntos porque somos una familia.

Jade estaba feliz, por eso lloraba de felicidad, su mujer a la que amaba con toda el alma lo había perdonado.

Luego de haberse dado el cariño que necesitaban bajaron con sus familiares. Sus hijos jugaban gustosos con sus primos y toda la casa se sentía llena de vida.

Su suegra y sus cuñados la saludaron por su cumpleaños, al igual que sus padres, hermanos y sobrinos.

Mientras la familia conversaba animadamente, Gabriel se excusó diciendo que debía hacer un trámite urgente que solo tardaría minutos.

HOPE (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora