HOPE (EDITANDO)

9

Helena no pudo dormir nada durante toda la noche a causa del escrito y ya eran las 6 de la mañana, por lo cual se vistió con prisa, se hizo un moño y corrió a la entrada ya que desde afuera la esperaba un taxi, se subió y le dio la dirección al chófer.

A las 7:30 la castaña estaba entrando a la editorial Jones Books, saludó a Andy el recepcionista, se dirigió al ascensor para luego marcar el último piso, esperó unos minutos mientras subía y bajaba gente del ascensor, una vez en el último piso saludó a Marta una mujer entrada en años que era la secretaria de Gabe.

—buenos días, Marta —sonríe, esa señora era un encanto pensó—
—buenos días mi niña —le sonríe— Gabe te está esperando.
—gracias —le dijo mientras caminaba a la puerta, tocó la puerta y cuando escuchó el pase de parte de su amigo entró—.
—hola Helé —se levanta y besa su mejilla—.

Gabe era un hombre de 35 años, de tez morena, ojos miel precioso y un cuerpo trabajado e imponente.

—hola Gabe —le contesta, pero se escucha un llanto—.
—lo siento Jule ha ido a preparar la leche de la niña y me la dejado a cargo mientras tanto —se excusa—.
—descuida —sonríe mientras se acerca a la pequeña Wanda— he venido dejarte el escrito —le entrega el escrito sin despegar la mirada de la pequeña— es preciosa —la pequeña sigue llorando así que Helena sin preguntarle a nadie la toma en sus brazos—.

La pequeña deja de llorar para contemplar el rostro de aquella mujer desconocida para ella, extiende su mano para poder tocar su rostro, pero su brazo es muy corto y sus manos muy pequeñas, Helena le facilita eso cuando la cambia de posición, la niña con timidez toca su nariz y sonríe.

—se te dan bien los niños —suspira Gabe—.
—no hallábamos como calmarla —habla la esposa de Gabe entrando—hola Helé —besa su mejilla—.
—hola Jule —sonríe, pasándole a la pequeña para que le de leche— bien yo ya me voy —besa la mejilla de Gabe y luego se dirige al pequeño sillón que estaba en una esquina de la oficina donde se encontraba Jule y Wanda— adiós Jule —besa su mejilla y luego se encaminó a la salida—.

Hizo el mismo proceso que al subir, pero esta vez bajando, cuando estuvo en el primer piso se despidió de Andy y caminó a la parada de buses, espero por un taxi y cuándo se subió a este le indicó el camino al taxista.

Llego a las 11 de la mañana a su pequeña casa una vez adentro se dispuso a ordenar y luego a cocinar, cocinaría algo sencillo una pasta con carne molida, algo que a Jade le gustaba mucho.

Cuando el reloj dio las 2 de la tarde Jade llegó a casa de Helena.

—pasa —se hizo a un lado y caminaron a la cocina donde la castaña tenía la mesa puesta— hice pasta, era lo más rápido —sonríe y Jade comienza a reír—.
—no te hubieras molestado —le sonríe—.
—en realidad es lo más rápido —ríe—.

Pasaron a la mesa y la chica de baja estatura sirvió en dos platos el almuerzo, se sentó y comenzaron a comer.

—¿y qué es lo que querías decirme? —le preguntó la castaña—.
—bien yo por equivocación —habla inseguro— escuché tu conversación con Laura y sé que eres infértil —Helena se atragantó con el jugo— pero lo que quería decirte no era eso sino que he hablado con un doctor y quizá no puedas tener hijos de modo natural, pero si de forma in vitro —a la chica se le iluminaron los ojos—.
—pero tú a mí no me amas —le susurró y dejó el plato aún lado, de un momento a otro se le había quitado el apetito—.
—y tú a mí tampoco —Helena sintió como su corazón se rompía un poco—.
—nadie me asegura que pueda suceder —desvío la mirada ya que él se había agachado y ella comenzó a pensar en las tantas veces que se sometió a la inseminación artificial— Jade yo estuve mucho tiempo sometiéndome a inseminaciones artificial y nunca funcionaron.
—mañana iremos a la clínica de fertilidad ya hice la cita hoy por la mañana —le sonríe, pero ella no podía sonreír—.
—si llegase a ser así el no tendrá una figura paterna, tú no estarás para él o ella —le dijo—.
—Helena yo estaré con ustedes en todo el proceso de embarazo —acarició su brazo—.
—ella lo meditó un poco— está bien —susurró—.
—se cuánto quieres esto —le sonríe y se vuelve a sentar—.

El almuerzo paso entre risas y quizás un poco de nervios de parte de Helena ya que mañana iría una clínica de fertilidad, cuando llegó el momento de despedirse sintió la necesidad de besarlo, pero se contuvo, sin embargo, fue el quién la besó cosa que le sorprendió muchísimo, ella correspondió al beso casi de inmediato.

—quiero que lo intentemos —le susurró, Jade estaba claro que no la amaba, pero quería hacerla feliz a ella que ya bastante había sufrido—.

ella lo volvió a besar esta vez con más ansiedad y entusiasmo, él por su parte sentía que cada vez su temperatura subía y no quería parar aquella sensación tan placentera.

Jade dirigió sus labios al cuello de Helena y ella gimió.

—creo que debemos parar —susurro entre besos la castaña—.
—no puedo te necesito —le susurró—.

Jade cerró la puerta principal y Helena lo dirigió hasta su habitación, él la acomodó a la cama y se subió sobre ella.

La noche se basó en como ambos se dieron placer, cuando finalmente terminaron, Helena cerró sus ojos y Jade pensado en que ella dormía le habló.

—sólo quiero que seas feliz Helé y si yo puedo lo haré —sonríe— ni siquiera sé por qué lo hago —ríe bajo— sólo sé que quiero que tu estés feliz —acarició su melena castaña y ella sonríe con dulzura quedándose así dormida al fin—.