HOPE (EDITANDO)

3

—señora Rubio ¿sabe si mi madre y mi hermano han salido? —pregunta el castaño—.
—¡oh cariño tu madre está en el hospital! —le dice la señora y el chico se alarma—. pero tranquilo sólo fue el susto ya que mi hija la llevo al hospital junto con Jack —le sonríe—. pero pasa, pasa —se hace aún lado—. siéntate —le dice una vez que están en la sala principal—.
—no tengo como agradecerle a Laura —sonríe agradecido—.
—Laura no fue quien la ayudó Jade —ríe—. ha sido Helena.

Por alguna razón Jade sonríe y Berni la madre de Helena lo notó.

—mamá has visto mi camisa de los Rolling Stone —pregunta Gabriel mientras baja la escalera sin polera—.
—en la secadora cariño.
—bien —mira a su madre quien está acompañada y de nada menos que de su mejor amigo en primaria—. ¡Jade! —exclama eufórico—. cuanto tiempo hermano —se abrazan y estrechan sus manos—.
—bastante tiempo Gab —sonríe—.
—¿qué ha sido de tu vida en Londres?, a todo esto mi hermana también vive allá —sonríe—.
—nada fuera de común, sólo trabajo y de vez en cuando salgo con uno que otro amigo.
—genial.

Aquellos jóvenes conversaron por unas largas horas más sobre que había sido de sus vidas después de tantos años sin verse, Berni los miraba enternecida y recordaba los momentos en los que su pequeña Helena era novia de Jade.

—cariño ¿quieres quedarte a almorzar?.
—no tía, creo que iré a ver a mi madre —sonríe para luego levantarse—. tía no le molesta que deje mis maletas acá y por la tarde vuelvo por ellas —preguntó avergonzado—.
—Vete tranquilo Jay —sonríe—.

El joven salió de la casa de los Miller y se dirigió a la parada de taxis, tomo uno para luego llamar a su hermano y saber en qué hospital se encontraban.

Veinte minutos después de que Jade se hubiese ido de casa de los Miller, Helena apareció en la sala.

—llegué familia —anunció la castaña contentísima—.
—hermanita a que no adivinas quien estuvo en casa —sonríe su hermano—.
—no tengo idea —lo mira risueña—.
—Jade estuvo acá hace unos veinte minutos —anunció Gabriel y se larga a reír ante la expresión que puso su hermana—
—que bien —sonríe ladinamente—. iré a mi habitación —sube las escaleras—.

¡Diablos! Hubiese llegado veinte minutos antes y se hubiesen encontrado pensó.

Al llegar a su habitación se recostó en la cama y se dispuso a tomar una siesta, pero abrió sus ojos inmediatamente pensando en que hoy era noche buena y mañana Navidad y no había comprado regalos, de un salto se levantó de la cama y caminó hasta la planta baja.

—saldré —gritó, pero se tropezó con una maleta—. mierda ¿de quién es esta maleta?.
—es de Jade —gritó su madre desde la cocina—.

Extrañada, pero sin darle importancia caminó al auto de su padre y emprendió rumbo al centro, una vez que llegó, se bajó y comenzó con el recorrido.

Después de dos horas Helena ya tenía sus regalos listos, pero estaba exhausta y hambrienta, guardó los regalos en el maletero y camino a algún lugar por algo de comida, se decidió por comida China y esperó a ser atendida.

—¿se le ofrece algo señorita? —Helena alzo la vista y quiso no haberla levantado—.
—de ti nada —gruñó—. ¿puede venir otro a atenderme?.
—Helé no seas niña y compórtate —le dijo su mejor amigo—.
—por favor, Ethan —rogó—.

Helena quizá estaba siendo extrema ya que Ethan y ella se pelearon hace ya varios años por la sencilla razón de que su mejor amigo no disponía nunca de unos míseros minutos para ella.

—Hablaremos cuando se acabe mi turno —exigió cosa que a la chica le molestó—
—ahora tienes tiempo para mí —le sonríe con hipocresía ya que cuando Helena quería, podía ser mala— ahora Ethan no dispongo de tu tiempo —se levantó decidida—

Una vez que estuvo afuera se dirigió al auto y emprendió marcha a casa, aquella discusión le había quitado el apetito, Helena no es que odiará a su mejor amigo ya que se conocían desde hace ya cinco años, pero lo que le dolía era que ella siempre pedía por unos míseros minutos de su compañía ya que lo extrañaba y habían veces en que lo entendía, pero  aquella chica comprensiva se fue aquel 13 de abril cuando Frank la dejó porque no poder tener hijos y su mejor amigo le cortó diciendo que debía ir con su novia.

Helena le recriminó que ella siempre estaba para él independiente de las circunstancias y el sólo le había respondido que ella era demasiado sensible y que debía madurar, por lo cuál Helena se sintió aún más enfurecida y no tuvo tiempo de contarle que su prometido la había dejado y que no podía tener hijos.

La castaña con el tiempo ya se había acostumbrado a no tener a su amigo presente y la única persona que estuvo allí para ella fue Jade, quien la consoló muchas veces por las redes sociales, claro omitiendo la parte en la que ella era infértil, Helena sonríe con tristeza ante el recuerdo de Jade ya que él quizá no estuvo físicamente con ella, pero si la apoyó como pudo ya que se les hacía bastante incómodo.

Helena sin darse cuenta ya había llegado a casa, por ende bajó y entró sigilosamente a esta, subió las escaleras con el mismo cuidado y guardó los regalos en el armario, miró la hora en su móvil y se sorprendió al darse cuenta que ya eran las nueve de la noche, se puso pijama y se acostó no tenía ánimos de bajar a comer e hizo lo que desde hace tres años hacia llorar y lamentarse por no poder concebir, hizo de todo para poder tener un hijo y nada le funcionó.

—doctor ¿todo saldrá bien verdad? —lo miró la castaña asustada antes de entrar al quirófano—.

—tranquila Helena, todo irá bien —la calmó el doctor—.

A ella le hubiese gustado que Frank estuviera ahí para apoyarla, que le besará la frente, que la tranquilizará, pero él fue cobarde y la dejó, pero ella no desistiría de su objetivo, el cual era ser madre.