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—Gabi —le sonríe su novia—

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—Gabi —le sonríe su novia—.
—dime amor —sonríe—. 

—sabes que te amo ¿verdad? —el chico se tensa— y llevamos tiempo saliendo, pero sé que tú a mí no me amas.
—Ame —susurra—. 
—no te preocupes Gabriel —le sonríe tranquilizándolo, pero lo que en verdad quería era llorar—sé que no sabes nada de Charlotte y que la amas —sacó de su bolsillo un papel— toma aquí está su dirección me dediqué a buscarla en estos años.
—Amelía —le dice el ocultando su asombro— 
—ve a buscarla Gabriel —besa su mejilla y se va—.

Gabriel despertó de su ensoñación, ya había pasado un mes desde que su exnovia lo había dejado para buscar a Charlotte y él había tenido mucho miedo, pensó en que quizá ella tuviese esposo, porque eso era lo que ella quería ¿no? Un esposo, un hijo, una familia.

Y si la quería, pero ¿la amaba?, enseguida pensó en su adorada Amelía, la que lo acompaño en todos sus momentos y hasta en los más difíciles, pero había algo que lo forzaba a ir tras Charlotte.

Volvió a mirar el papel entre sus dedos y decidió tomar el auto de sus padres e ir hacia la dirección escrita en el papel, le tomo aproximadamente 3 horas llegar allá y una vez más se armó de valor para volver a verla.

Sus manos sudaban y estaba nervioso, dio dos toques a la puerta y le abrió ella, seguía hermosa su melena rubia y esos enormes ojos verdes lo miraban con sorpresa.

—yo —quiso hablar, pero fue interrumpida por un par de ojos de un intenso verde—.
—mami, vamos a jugar —le dice la pequeña a su madre sin percatarse de la presencia de Gabriel—.
—ya voy Barbara espera un momento —la niña ríe y el chico sonríe—.
—¿es tu hija? —sonríe el castaño—. 
—¿qué haces aquí Gabriel? ¿cómo supiste donde vivo?
—te busqué por meses —murmuró—.
—su mirada se ablandó— si es mi hija, tiene 4 años y medio.

El chico comenzó a sacar cuentas y abrió sus ojos.

—¿es mi hija? —ella asiente— ¡demonios! —se tomó el pelo exasperado—.

Luego de una hora él ya estaba más tranquilo y calmado.

—¿por qué es tan pequeña? Se ve como si tuviese 3 años.
—cuando terminamos yo seguí mi vida, nunca tuve síntomas de estar embarazada y la menstruación me llegaba con normalidad, salía a fiestas, bebía y fumaba —admitió avergonzada— y un día comencé a sentir dolores en el útero y comencé a sangrar, fui a médico y me dijo que estuve apuntó de perder a Bárbara y fue ahí cuando supe que lo estaba —murmuró— el médico me dijo que era más pequeña porque no se desarrolló como era debido.
—él la miró con reproche, pero ya estaba hecho— ¿puede traerle problemas el ser así? —ella niega y Gabriel suspira aliviado—.
—Barby —le dice Charlotte a su hija por su apodo—. 
—si mami —se acercó la pequeña—. 
—¿recuerdas que en algún momento te dije que debías conocer a tu padre? —ella asiente atenta— pues —dice nerviosa— aquí esta —le sonríe, la niña suelta un chillido lleno de alegría—.
—¿y donde esta mami? —su madre le apunta al chico asustado— ¿tú eres mi papi? —Gabriel asiente y la niña se abraza a su cuello—. 
—¿por qué lloras cariño? —le preguntó el castaño—.
—te extrañé mucho papá —le dijo la pequeña mirando con ternura a su padre, el corazón de Gabriel se sintió apretado y luego la volvió a estrechar esta vez llorando con ella—.
—yo también te extrañé princesa —Charlotte veía la escena con lágrimas en sus ojos, y pensó que quizá ahora sí podrían ser la familia que ella tanto anhelaba, había estado tantas noches extrañándolo en su fría cama, había soñado muchas veces en cómo le diría que bárbara era su hija y ahora está con él y su pequeña—.

—Debo irme —dijo Gabriel luego de unos minutos de tener a su hija abrazada—. 
—No te vayas papito —le dijo la pequeña—.
—No puedo quedarme cariño, en casa me espera tu abuela —acaricia su mejilla—.
—Yo quiero ir, quiero ver a mi abuela —dijo alegre— ¿puedo mami? ¿puedo?

A Charlotte se le hacía complicado dejar a su hija, pero aun así asintió.

—Iré a arreglar tu mochila ¿sí? —besó su mejilla y luego le dio una rápida mirada a Gabriel—.
—Bien papito ¿cómo es la abuela? —habló ansiosa la niña—.
—es muy linda —dijo sin más el muchacho mientras acariciaba la melena rubia de su hija—.

A los minutos después Charlotte vuelve a aparecer en el comedor con un pequeño bolso un par de mantas y el muñeco favorito de su hija, Gabriel al ver el muñeco se sorprendió debido a que era el regalo que él le había hecho cuando estaban juntos.

—Bien Gabriel, aquí dentro están todas las cosas que necesita Bárbara, está su leche, ropa, sus vitaminas para el crecimiento y algunos de sus juguetes —mira al castaño, quién asiente— supuse que querrías tenerla por una semana así que aquí hay mucha ropa para ella —le entrega el bolso— cuídala por favor —se acerca a su hija y besa su mejilla— hazle caso en todo a papá ¿sí?
—si mami —le dice obediente—.
—Te dejo dos mantas porque sé que en el viaje se quedará dormida y ya es tarde —le dice a Gabriel—.

Gabriel se despidió de Charlotte y tomó en brazos a su hija, la acomodó en el asiento de atrás, recordándose mentalmente el comprar una silla de niño.

—Bien hija ya nos vamos, hazle señas a tu mamá de despedida —la pequeña Bárbara hizo lo que su padre le dijo y a su vez Gabriel también estaba despidiendo a Charlotte con la mano, luego partió rumbo a casa nervioso de saber la reacción de su familia—.

—Bien hija ya nos vamos, hazle señas a tu mamá de despedida —la pequeña Bárbara hizo lo que su padre le dijo y a su vez Gabriel también estaba despidiendo a Charlotte con la mano, luego partió rumbo a casa nervioso de saber la reacción de su familia—

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HOPE (EDITANDO)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα