XXIII | Algún día fuiste

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Los recuerdos, tan amargos y fríos...

Algún día fuiste motivo de felicidad.

Los sentimientos, cohibidos y tristes...

Algún día fuiste motivo de felicidad.


Las tardes venidas, incapaces de sentirse....

Algún día fuiste motivo de felicidad.

El deseo firme de que todo cambiara...

Algún día fuiste motivo de felicidad.


Pero no te culpo, todo es una noria...

Que ninguno quisimos parar.

Y cuando tú querías detenerla,

el tiempo solo la hacía girar.


Hoy me despido, luna.

Jamás volveré a nombrarte igual.

Eres puro recuerdo marchito

que jamás nunca resucitará.



En clave de poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora