Winter is coming

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Winter is coming, sí.

El invierno de mi alma me consume

y el frenesí de los corazones muertos

me reconcome el mismo sentimiento;

y, entre gran animadversión,

dejo caer lágrimas de sangre

de mi última diástole.

Nunca sentí tanto frío como el día de hoy.

Tal vez no de ese del invierno,

que nos rodea y que con fuego se exime

de todo poder controlador.

No. De ese no estoy hablando.

Hablo de ese frío que te hiela las venas,

que no te deja respirar y que crea en ti,

en cada uno de los parches de tu cuerpo

una nueva cicatriz.

Cicatrices, sí.

Llenas de sal y de limón, de remordimientos.

De falsos amores y de amores imposibles;

de amores que se fueron y de los que nunca vendrán;

cicatrices.

Cicatrices del pasado,

del presente y del futuro muerto;

pues vivo es aún más doloroso

que la propia existencia misma.

Llévame, lejos de aquí;

donde ni yo mismo sea yo mismo.

Donde nada de lo que me rodee sea familiar,

lejos de asperezas, de roces y de momentos.

Déjame lejos. Lejos de mí.

Porque soy el pecado que acabará por matarme.

Soy la Damocles que cae sobre sí misma.

Soy. Y dejo de ser.

En clave de poesíaWhere stories live. Discover now