44. Piscina

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Sentiste un leve sacudón en tu hombro, evaporando poco a poco el sueño de tu cuerpo. Refunfuñaste y volteaste tu cuerpo.

—¿Cameron?—balbuceaste con los ojos entrecerrados—¿Que haces aquí?—frotaste tus ojos y bostezaste tapandote la boca. Tomaste tu telefono y abriste los ojos de par en par al ver que eran las tres de la mañana.

—¿Todo bien?—murmuró él.

—¿Porque murmuras?—dijiste—No hay nadie más aquí.

—Perdona—dijo ya con su tono de voz habitual—El ambiente de sigiloso—. Giraste tu muñeca impaciente y lo miraste indicandole que vaya al punto—Claro... um—rascó su nuca y se agitó el cabello. La tenue luz que provenía del pasillo dejaba ver su bonito rostro, destacando sus facciones—Suena una locura pero, ¿Quisieras nadar en la piscina conmigo?

—¿Qué?

—Que si quieres nadar conmigo...

—Si te escuché—dijiste riendo. Acto seguido, negaste con la cabeza y lo miraste seria y confundida—¿A las tres de la mañana, Cam? ¿Que con los de seguridad del hotel?

—No están ahí—dijo él, despreocupado—¿Tienes miedo?

—Claro que no—espetaste golpeandole el brazo. Te levantaste de la cama y fuiste adonde tenías tu equipaje—Esperame afuera. Dame tresminutos.

—Eres lo máximo.

—Aún así saldrás—dijiste.

Una vez Cam afuera, tomaste una bikini y te cambiaste rápidamente. Te pusiste un camisón por arriba y unos shorts. Soltaste tu cabello y lo arreglaste un poco con tus dedos. Finalmente saliste.

—Sigueme—Cameron tomó tu mano y caminaron algo apresurados por los vacíos pasillos del lugar. Se oía el roce de sus pies descalzos contra la ceramica del piso, cortando entre pasos el pululante silencio del hotel. Bajaron a la planta baja y fueron a la parte trasera del hotel, donde se encontraba la enorme piscina. 

Unas luces internas en la piscina destacaban la claridez del agua y la profundidad de la misma. Cameron trotó hacia un armario y sacó un par de toallas. Volvió hacia ti y las arrojó cerca de la piscina.

—¿Sabes nadar?—dijo Cameron quitandose la musculosa y dejando a la vista su formado y levemente bronceado torso.

—Pudrete—dijiste quitandote los shorts y sacandole la lengua. Él sólo rió. Te quitaste el camisón y lo arrojaste sobre una banca cerca de ti. Al voltear, te encontraste con la mirada de Cameron sobre ti, a lo que volteó rápidamente con una pícarona sonrisa. 

Te acercaste a la piscina y hundiste la punta de tu pie. Esperabas que éste demasiado fría, pero en realidad, era agradable. Te sentaste sobre la orillade la pileta, con la mitad de tus piernas sumergidas y las moviste, perturbando la paz de la calma agua. 

Y de la nada, Cameron saltó a la piscina.

Salió a la superficie y se quitó el pelo de la cara.

—¡Vamos, metete!—dijo tirandome algo de agua.

—Ya...—dijiste—no me apures.

Te levantaste y retrocediste unos pasos. Tomaste algo de carrera y saltaste a la piscina abrazando tus piernas. Te quedaste unos segundos abajo del agua, disfrutando la sensación de la fresca agua despertandos cada celula de tu cuerpo. Así como un  cosquilleo relajante. Saliste y te quitaste el cabello de tu rostro.

—Nada mal—oíste detrás tuyo. Cameron estaba detrás tuyo y al girar, recibiste una oleada de agua en tu rostro. Cameron río a carcajadas y se alejó con un par de brazadas. Volviste abajo del agua y abriste los ojos. Era una sensación extraña pero a la vez placentera el abrir tus ojos bajo el agua. Volviste a la superficie y frotaste tus ojos al cerrarlos. 

Olvidaste del cloro en el agua.

Luego de un rato de peleas, carreras y competencia a ver quién aguantaba más tiempo bajo agua, ambos salieron al sentír frío y la piel de los dedods rugosa.

Ambos se envolvieron con las toallas y se sentaron con las piernas en el agua al borde de la pileta.

En medio de una charla sobre sabores de helado, Cameron suspira y despega la mirada de tus ojos. Hace una mueca y señala tu pecho.

—Tienes algo ahí—dijo acercandose un poco más a ti. Bajaste la mirada para ver a que se refería, pero no notaste nada fuera de lo común.

—No...—tus labios se sellaron con los de Cameron en un inesperado y cálido beso. Cameron subió su rostro sin cortar el beso y quedar a la misma altura, cabeza a cabeza. Luego de unos segundos, se despegaron el uno del otro en busca de aire. 

Suspiraste y sentiste arder tus mejillas furiosamente. Cameron te sonrió y jugó con un mechón de tu cabello húmedo. Sus miradas se cruzaron y ambas rogaban lo mismo: los labios del otro.

—¿Sabes que nunca he hecho?—dijo Cameron pegando frentes contigo y dandote pequeños picos.

—Mmmh—dijiste en medio de un beso.

—Besar a alguien debajo del agua—te besó nuevamente y sonrió, dandote un cosquilleo en tu estomago. Cameron arrojó la toalla y descendió al agua nuevamente. Tomó tus manos y tiró de ellas. Bajaste al agua y Cameron te rodeó con sus brazos, manteniendome cerca.

Aproximaron sus rostros para otro de los tantos besos, cuando una voz gruesa los asustó a ambos. En especial a ti.

—¡Oigan!—un hombre uniformado cruzó la puerta y encendió las luces del lugar—¡Salgan de ahí! ¡Está prohibido...

—Tal vez la proxima vez—dijo Cameron guiñandote.



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Cameron Dallas ImaginesWhere stories live. Discover now