62. Salida al cine

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—No, película romántica no, Cam—dijiste sujetandote de su brazo—Alguna de terror o algo por el estilo—. Cameron te miró de soslayo y sonrió—¿Qué?

—Nada—dijo—Eres la primera chica que conozco que rechaza las películas romanticas.

Fruncí la nariz y negué con la cabeza—No son mi estilo. 

Luego de comprar los boletos y las palomitas, entramos a la sala de cine. 
Ya para la mitad de la película, ya estaba contra mi asiento, tapandome medio rostro con el balde de las palomitas. Me encantan las películas de terror, no me malentiendan, pero bueno, no esperarán que esté con cara neutra toda la película, ¿no?

Me gusta de algun modo, asustarme.

Oí reír a Cameron y su brazo me rodeó por detrás.

—¿Estás bien?—preguntó acercandose a mi oído. Asentí sin dejar de mirar la película y me abracé a Cameron ante el jumpscare. Ahogué un grito y cerré los ojos con fuerza. Cameron me rodeó con ambos brazos.

Se sentían tan bien los abrazos de Cameron. Eran recomfortantes y te impregnaban de su exquisito aroma, además de la suavidad de su ropa y la fuerza justa en sus brazos. Me quedaría así para siempre de ser posible.

(...)

—Estuvo buena—dije—Aunque le faltó historia.

—¿Qué?

—¡Sí! La vendieron sólo por los jummpscares, pero sin esos, es una película aburridisima.

—Pero te asustaste.

—¿Qué no es el propósito?—atajé saliendo del cine. Comenzamos a caminar hacia una plaza cercana.

—Lo sé—dijo Cameron divertido. Miró al piso un momento y luego fijó su vista en mí—Pero si mal no recuerdo tuve que abrazarte.

—Já, já—dije sarcástica. 

—¿Qué? Disfrute abrazarte—alcé mis cejas divertida y sonreí. Sentí un leve ardor en mis mejillas—Me pregunto...—lo miré. Cameron se detuvo y yo también lo hice. Sus ojos se posaron en los míos, dandome un cosquilleo divertido en mi estómago. 

Mordí mi labio inferior y Cameron se remojó los labios. Tragó saliva y miró al piso.

—Me pregunto...—no lo dejé terminar, puesto que mis labios encontraron los suyos, uniendose en un inesperado beso. Duró un par de segundos, pero alcanzó para revolver mi mente y todos mis sentmientos, mareandome en una nube de placer y extasis.

Al despegar mis labios de los suyos, exhaló levemente y sonrió. Un segundo después, buscó mis labios nuevamente. Sonreí en medio del beso y Cameron me abrazó.

—Um...—dijo luego del tercer o cuarto beso. Ya ni sé—¿Te parece... ir a mi casa?

—Claro.


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Cameron Dallas ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora