Rumour Has It

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-Vamos, no seas lento...- Susurraba Adele mientras tiraba de mi mano para que caminara mas rápido. Llegamos al auto en la cochera de su casa y con las llaves lo abrió. Me quede mirándola, parecía una delincuente huyendo o algo parecido. -¡Sube idiota! 

Obedecí sus ordenes y le pregunte a donde íbamos y ella solo dijo: "Tengo que liberar mi alma". Me quede igual de confundido que al no hacer mi pregunta; luego ella puso el auto en reversa sin encenderlo, la inclinación de la cochera hizo que el coche bajara por gravedad. Dio vuelta y encendió el auto.

-¿Porqué no lo encendiste en la cochera?

Me miró con desaprobación y dijo: -Mamá me matará si se da cuenta que salí en su auto.

Me reí de ella y le dije entre risas: -¿No tienes 20 o 21?

-Tengo 19 y he chocado tres autos, los tres eran de mi madre.

Luego me aniquiló de inmediato con su mirada para que guardara silencio. Dobló a la izquierda como a seis o siete cuadras arriba de su casa. Después giró unas cuantas veces más, para detenerse en una calle entre un parque y una hilera de casas tan estilo UK. 

Se quedó mirando un Dodge Challenger negro fuera de una casa color ladrillo. Pasaron mas de tres minutos y ella seguía mirando el coche. -¿Pasa algo? 

Volteó a mirarme y tenia los ojos llenos de lágrimas y la nariz un poco roja al igual que sus mejillas. Seguido negó con la cabeza a mi pregunta y se limpió las lágrimas con decisión y se bajó del auto; fue a la parte trasera del auto y sacó un martillo.

-Es hora.- Dijo mostrándome el martillo con complicidad. No entendía que planeaba, pero si esto la haría feliz la seguiría. -Bien, tu te quedas con esto.- Me dio un silbato y una lata de pintura. -Cuando termine, quiero que corras a rayar la puerta con una inmensa "A", luego suenas el silbato y corres con todas tus fuerzas al auto, ahí te esperaré para irnos.

Me quedé mirándola con desconcierto. Estaba impactado; ¡estaba loca! y es algo que me encanta; pero aún así tenía mucho miedo.

-¿¡Estas loca!? No me convertiré en un vándalo.

Luego se quedo mirándome con ojos tristes. -Esta bien... Creo que hay que irnos entonces.

Dijo las palabras con tal tristeza que hasta su mirada cambió por completo. Me mirada con mucha ternura. Sabía lo que estaba haciendo; trataba de convencerme y fue cuestión de segundos para que cediera a esa tierna y perfecta mirada.

-¡Joder!... Esta bien, hagámoslo; pero que quede claro que si nos arrestan... me escaparé de prisión, solo para seguirte.

Sonrió de inmediato y se acercó para abrazarme. -¡Gracias!- Mi corazón se aceleró de inmediato y mis mejillas se sentían ardiendo como si acercará mi cara a una fogata. Me miró y se dio cuenta que estaba sonrojado y comenzó a reírse. -¡Estas rojo como una deliciosa manzana!... Pero vamos.

Luego me dijo que me fuese a la puerta de la casa, en la cual todas las luces estaban apagadas. Tal vez eso se explicaría con que eras las 11:00pm. Me acerqué silenciosamente a la puerta y le señale que estaba listo. Seguido la vi tomar el martillo con ambas manos, sus nudillos se tornaron blancos porque lo tomaba con fuerza;  comenzó a acercarse al auto aparcado en la cochera de la misma casa, elevó el martillo sobre su cabeza.

-¡Esto es por todos los malditos días que te hice feliz!- Solo escuché eso para cuando ya estaba dándole un duro golpe en el cofre del auto; la pintura se cuarteo y el metal se hizo añicos. -Y esto por todas las cartas que jamas te atreviste a contestar.- La siguiente victima de la furia del martillo que Adele empuñaba fue el brillante y limpio vidrio que en cuestión de segundo quedo destrozado. Adele comenzó a llorar y los golpes se hicieron mas continuos y rápidos, pero la furia seguía siendo la misma.

Luego la luz de uno de los cuartos de la planta alta se encendió. Adele corrió hacía el auto gritando "Ahora" para que hiciera mi parte. Sin pensarlo dos veces hice la marca en la puerta y corrí como jamás en mi vida había corrido. La adrenalina que corría por mis venas se sentía increíble. Cuando llegué al coche Adele tenía una bolsa de papel en la cara con un agujero por el cual solo salía su nariz.

En cuanto cerré la puerta del coche ya encendido, un hombre en pijamas y con el cabello alborotado salió de la casa, al ver el auto se quedo mudo y unos segundos después Adele aceleró sacando una mano haciendo la seña que mamá me prohibía cuando tenía diez años.

-¡Toma eso hijo de puta!



HELLO IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora