Experimento 0111 » hunhan.

06

Corrió tanto como sus piernas se lo permitieron, el terror corriendo por su torrente sanguíneo y haciendo a su corazón palpitar con más fuera de lo normal. Llegó a la puerta de la capilla improvisada dentro de las instalaciones del ejército, entrando y cerrándola rápidamente, moviendo las bancas para que nadie pudiese entrar.

Oh Daehyun confiaba en que nadie se atrevería a esconderse en el hogar de Jesús, el lugar más sagrado en todas aquellas instalaciones y que nadie profanaría. Y pese a que el científico contratado por el Clan Bismillah fuese el mejor en su trabajo, estaba tan equivocado.

Cuando una fría brisa acarició su cara, se dio cuenta de lo iluso que estuvo siendo todo el tiempo, creyendo que su vida estaba a salvo cuando sabía que él lo encontraría, a fin de cuentas.

Él había creado a esa bestia fuera de control y aquella bestia acabaría con su vida.

—Juguemos un poco. —Murmuró el experimento, pasándose por la ventana y cerrándola una vez dentro de la capilla.

Cristo estaba colgado sobre ellos, las velas encendidas y un rosario entre ellas sobre la mesa de madera. Los vitrales de las ventanas superiores filtraban los pocos rayos de luz de aquella mañana, dándole un aire religioso y santo al lugar.

—Por favor, tengo una esposa y un hijo que dependen de mí, que me esperan en casa... no me mates, por favor...

Patético, pensó el peliblanco, sonriendo divertido al ver al científico de rodillas unos metros más allá.

— ¡Vaya! —Soltó un silbido, el cual hizo eco— ¿Y pensabas en tu esposa y en tu hijo al meter todas esas mierdas a mi cuerpo? —Intentó no morderse la lengua por la rabia descomunal que comenzaba a sentir— ¡Contesta, hijo de puta!

—Dios se apiadará de tu alma si dejas de cobrar vidas...

El experimento 0111 comenzó a acercarse, Daehyun estático en su lugar mientras su corazón latía más rápido conforme el muchacho se iba acercando.

—Dios está aquí, Han. ¡Dios te condenará si cobras una vida más!

Se paró frente a él, mirando hacia abajo y dándole una mirada tan vacía y fría que congeló al mayor.

—Ah, ¿Si?

El pie descalzo impactó contra su cara, tirándolo hacia atrás y golpeándose con fuerza la cabeza. El agudo dolor en su nuca era horrible, pero sentir cómo el chico se subía a horcajadas sobre su vientre era aún peor.

Comenzó a orar.

— ¿Dónde está tu Dios? Tanto que dan gracias a un tipo que te protege del mal, que hace milagros a las personas que son dignas de ello. ¿Yo no fui digno acaso? ¡¿Dónde estuvo tu jodido Dios cuando era objeto de torturas y prueba de sustancias que me debieron haber matado?! ¡¿Eh?!

Los dedos del peliblanco se introdujeron en su brazo, desgarrando y lanzando lejos toda la carne.

Daehyun gritaba sin descanso, sintiendo a carne viva aquel dolor tan agonizante que siempre vio reflejado en sus objetos de prueba, tal y como lo había sido el chico sobre él.

Los roles se habían intercambiado.

— ¡¿Por qué nadie ayudó a ese miserable niño que pedía morir a gritos?! ¡¿Fue por el hecho de ser un maldito pecador?! ¡¿O porque su madre murió en manos de infectados y su padre lo abandonó apenas nació?!