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El llanto del pequeño le estaba rompiendo el corazón.

Se sentía impotente, una mierda de persona al no poder hacer nada por Han, el niño sumergido en esa habitación blanca y luciendo tan débil e indefenso sentado en una esquina, mirando hacia todos lados con sus mejillas bañadas de incesantes lágrimas.

—Mami —Sollozaba con voz ronca—, vuelve, por favor... te necesito.

El día anterior, el experimento seguía sin recordar su pasado, facilitando de alguna manera el trabajo de los científicos para seguir con las pruebas sin la resistencia que Han ponía al comienzo. Sin embargo, esa mañana, cuando habían ido para seguir con el procedimiento, se mostró reacio y bastante inquieto, dejando de ser el muñeco de trapo sin vida que solía ser.

No quedó de otra más que dejarlo solo, todos pensando que quizás era momentáneo y que en unas horas más todo volvería a la "normalidad".

Donghae seguía mirando a través del vidrio al niño llorar y llamar a su madre, aunque cada vez más fuerte y con desespero. Leeteuk analizaba las muestras de ADN que le fueron extraídas la noche anterior, concentrado en su labor como para notar la angustia en la mirada de su amigo.

—No entiendo como el general puede hacerle esto a su nieto.

Miró a Donghae de reojo, sabiendo que jamás podría hacer que el menor acatara las ordenes sin poner su moral de por medio.

—Ya lo dijo el general: es por un bien a la humanidad.

—Es jodidamente paradójico.

Se paró derecho y dio media vuelta, quedando frente a él y soltando un suspiro cansino.

—Pero ya está hecho, Hae. Por más que no quieras que lo sigan alterando genéticamente, el daño ya está hecho y es irreversible, sin contar los traumas que se le vendrán luego de terminar el proceso de experimentación.

Iba a responderle, pero al caer en cuenta del silencio que de pronto se había formado, miró de nuevo hacia la habitación y la adrenalina comenzó a correr por su torrente sanguíneo.

El pequeño seguía en su rincón, llorando y llamando incontables veces a su mamá, no obstante, ahora lo hacía mientras mordía sus brazos. Su boca estaba manchada con sangre al igual que la ropa y el piso, pequeños quejidos de dolor perdiéndose con cada mordida que daba.

Encendió las alarmas, siendo lo único que atinó a hacer gracias al temblor en sus piernas.

Los científicos llegaron e irrumpieron en la habitación, yendo hasta el cuerpo del niño y jalándolo con fuerza. Uno de ellos extrajo una jeringa y se la inyectó en el cuello. Han gritó e intentó librarse del agarre que los científicos tenían en sus brazos, haciendo presión en las heridas para detener el sangrado.

Pronto sus movimientos se volvieron lentos hasta que se quedó dormido, facilitando la tarea de cargarlo y llevarlo a la sala de curaciones.

Leeteuk no estaba menos impactado que Donghae, pero no le afectaba tanto lo visto por el simple hecho de que él sabía controlar sus emociones y no dejarse llevar por ellas.

— ¿Lo ves? —Murmuró con tono comprensivo, tocándole el hombro— Desde la primera alteración, la vida de este pequeño cambió para siempre y ya nada puede salvarlo. Su futuro no está en nuestras manos.





Experimento 0111 » hunhan.Where stories live. Discover now