02.

31.5K 1.2K 27
                                    

—Me llamo _____, _____Sáez —me recosté en el asiento mirándolo fijo a los ojos—. ¿Y tú?

Él se colocó del mismo modo que yo. 

—Liam Payne —fruncí el ceño sorprendida al escucharlo decir su nombre. Era obvio que no era español. El encantador acento británico que pude distinguir en cuanto habló lo había delatado.

—¿Eres inglés?

—Exactamente —sonrió—, nací en Wolverhampton, Inglaterra.

Asentí satisfecha ante sus afirmaciones. Siempre había adorado aquella región de Reino Unido, y conocer a alguien de allí me agradó bastante.

—Siempre me gustó mucho Inglaterra, incluso muchas veces he deseado haber nacido allí —admití riendo—. Sin embargo, nací en esa porquería de isla a la que vamos —bromeé con mala cara. A pesar de que intentó contenerse, no pudo evitar reír al ver mi cara—. ¿Qué? ¡Es verdad! —me defendí alzándome de hombros— No sé porqué, y creo que nuca lograré saberlo, pero odio el lugar dónde nací.

—Así que Gran Canaria... —sopesó la idea.

—Sí, muy a mi pesar.

No sabía a qué había venido ese pequeño intercambio de información que habíamos tenido. Debido a mi timidez, muy pocas veces podía entablar una conversación coherente con algún chico, y menos si era alguno tan guapo como él. Mis mejillas no tardaron en coger algo de color al recordar lo bien que me había desenvuelto hablando con él.

En el transcurso del despegue del avión, los dos permanecimos en silencio. Yo por mi parte estaba demasiado nerviosa como para mirarlo o hacer algo. Simplemente me limité a aferrarme con fuerza a los reposabrazos que tenía a mis lados y a tratar de controlar mi respiración.

A pesar de haber viajado en avión desde que estaba en la barriga de mi madre, aún me seguía poniendo histérica en los despegues, y al parecer Liam lo notó.

—¿Te encuentras bien? —me preguntó— ¿Es la primera vez que subes a un avión?

—Eh... sí, estoy bien y no, no es la primera vez que subo a uno. Es sólo que cada vez que llega este momento me imagino lo que podría pasar si... ya sabes —me mordí nerviosa el labio. Intentaba no recordar las causas de aquel pequeño trauma que tenía, pero tuve ganas de compartirlo con él—. Es que verás, ¿tú oíste hablar del accidente de avión que hubo aquí en Madrid hace unos años?

—Creo que sí recuerdo algo. Iba también con el mismo destino que este vuelo. De Madrid a Gran Canaria.

—Sí, ese mismo es. Pues, si mi madre no hubiera cancelado los billetes que teníamos para ese día, yo ahora mismo no estaría aquí hablándo contigo...

Él pareció sorprenderse. Lentamente observé como su mano se iba acercando a la mía, aún en el reposabrazos, y me daba un suave apretón. Su tacto era suave, muy suave.

—Aún así tuvimos que coger otro avión al día siguiente. Fue ahí cuando empecé a tener esta inseguridad —suspiré apenada.

Desde pequeña mi madre siempre me había dicho que no hablara con desconocidos y todo eso que suelen decir las madres para evitarnos problemas, pero con Liam era diferente. Me sentía muy bien a su lado, parecía que lo conocía de unos años y no sólo de unos minutos.

Ya llevábamos un rato volando y ni me había dado cuenta. A lo mejor lo único que necesitaba en esos casos era distraerme con cualquier cosa y mantener mi mente ocupada, cosa que él había sabido hacer a la perfección.

Me giré para mirarlo y me turbé mucho al darme cuenta de que por primera vez encontraba un chico que, a demás de tener un físico increíble, tenía muy buena cabeza. Para lo poco que habíamos hablado, ya me había dejado impactada, y eso no lo lograban muchas personas.

Pero volviendo a su aspecto, tenía unas facciones perfectas, una nariz redondeada que se me hacía de lo más adorable, y una marca en el cuello algo más grande e irregular que un lunar. Extrañamente mi pulso se aceleró. 

Te NecesitoWhere stories live. Discover now