10.

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Caí sentada en la cama de mis padres con el papel en mi mano, aún en shock. Leía y releía la nota, pero era incapaz de tener pensamientos coherentes con respecto a aquello. Bueno, directamente era incapaz de pensar en algo, mi mente se había bloqueado.

 ¿Sospechas? ¿Pruebas? ¿Un detective? ¿Qué era todo eso?

Un nuevo mensaje en mi bandeja de entrada me hizo volver a reaccionar. Debía irme, Alba estaba desesperada porque aún no había llegado a nuestro punto de encuentro. Miré el reloj, comprobando así que sólo quedaban cinco minutos para que empezara el entreno. Mierda.

Inmediatamente me puse en pie. Quise guardarme el papel, pero papá no debía saber que lo había descubierto, así que tomé mi móvil y torpemente saque una foto del mensaje. Volví a meter el papel entre sus libros de la forma más natural posible y corrí escaleras abajo a una velocidad vertiginosa.

Al doblar la primera calle la vi recostada sobre el lateral de un coche, dándole vueltas al móvil con desesperación. Pero en cuanto me vio, se dio la vuelta, abrió la puerta trasera y me hizo gestos para que entrara con rapidez. Una vez que aterrizé sobre los asientos del coche —porque eso fue lo que hice, dada la velocidad con la que avanzaba—, Alba tomó asiento a mi lado y cerró la puerta sin controlar su fuerza. Su padre que conducía, sin perder tiempo, arrancó.

—Supongo que tu eres _____ —especuló él acomodando el espejo retrovisor para verme—, yo soy Pepe, el padre de Alba.

Yo, aún algo impactada por el episodio que acababa de vivir en mi casa, cambié la cara e intenté hacer como si nada hubiera pasado.

—Encantada de conocerle —le sonreí.

—Igualmente —él devolvió su vista a la carretera, pensando yo que la conversación había acabado, pero me equivocaba—. Entonces, ¿vais a estar las dos en el equipo de voleibol del colegio?

—No papá, yo sólo voy a probar —intervino Alba cabizbaja—, estoy segura de que no me cojerán después de verme jugar.

—No le hagas caso _____, ella es así de negativa siempre —bufó su padre negando con la cabeza.

Nada más llegar frente al colegio, las dos salimos del coche y entramos al establecimiento sin siquiera darnos tiempo a despedirnos de su padre. Agarré de la muñeca a Alba y la guié hacia la cancha donde siempre entrenabamos, ya que sólo conocía el colegio desde esa misma mañana y aún estaba desorientada.

Narra Liam.

Después de haber mantenido aquella conversación con _____ el día anterior, me sentí liberado, como si de una vez por todas pudiera pasar página y olvidarme de todas esas personas que me habían causado tanto daño. Ella me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que el dolor no se iría así porque sí, era una herida abierta que tardaría en cicatrizar, pero debía ser paciente. Siendo sincero, me sorprendió la capacidad que tuvo para consolarme y hacerme ver que las cosas me irían mejor a partir de ahora. Era una chica maravillosa, de eso no cabía duda.

Me había despertado por la mañana a causa de una llamada de mi madre, en la que me decía que tendría que llevar a mi hermana a su primer día de clase ya que se negaba a ir con otra persona que no fuera yo. Y no me quedó otra opción que hacerlo. Sabía cuan cabezota podía llegar a ser aquella enana reboltosa.

La recogí en casa de mis padres, donde aproveché para desayunar y así pasar un rato junto a mi madre, ya que mucho me temía que con los horarios que tenía en el trabajo y lo lejos que estaban nuestras residencias, no podría visitarla muy a menudo.

Según avanzaba con Katy en brazos por la respectiva calle de su colegio, una gran cantidad de madres se giraban en nuestra dirección para mirarnos expectantes. No fue hasta pasados unos minutos cuando ya habíamos llegado a la puerta que me di cuenta de que el motivo de sus miradas eran por el hecho de ser el único hombre allí. Aquello me hizo sentir extraño y algo avergonzado, más que nada porque las miradas eran de todo menos inocentes.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now