06.

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Narra Liam.

Antes de entrar a mi habitación, decidí pasarme primero por la de Katy para cerciorarme de que aún seguía durmiendo. Al asomar la cabeza por la puerta la vi de inmediato, tendida sobre la cama, tapada con la sábana hasta el pecho y respirando de forma pausada. Sonreí por inercia. Era una dulzura dormida, pero despierta una completa y pequeña rebelde hiperactiva. Con ese pensamiento en mente, entorné la puerta y caminé por fin hasta mi habitación.

Tras vestirme con un pantalon de algodón que me servía como pijama, me senté en la cama y analicé las últimas horas del día. Apoyé los codos en mis muslos y escondí la cabeza entre mis manos.

Había sido un día muy largo. Aún me costaba mucho olvidarme de Danielle, pero el haberle contado a _____ algo sobre mi historia me había ayudado bastante a descargar parte de la frustración contenida durante el último mes.

Ella ponía mucho interés en mí y parecía estar dispuesta a escuchar cualquier cosa que le dijera. Me sentía realmente bien cuando la tenía cerca, pero ese sentimiento me asustaba y me sorprendía al mismo tiempo. Por un lado, sólo habíamos compartido unas cuantas horas juntos y era muy pronto, pero por otro, ella seguía siendo una niña todavía.

Me recosté en la cama pensando en el momento en que admitió sonrojada que nunca había tenido novio, se puso tan nerviosa que hasta las manos le temblaban, probablemente ella ni se percató. Era evidente que aquellos temas la incomodaban, pero a pesar de todo ella trató de seguir hablando conmigo, respondiéndome con sinceridad a las preguntas que le hacía.

Intenté de mil maneras cerrar los ojos y dormirme, pero no había forma. Estaba convencido de que la cama ya tendría un hundimiento en el centro de tantas vueltas que di con el único fin de conciliar el sueño. Estaba nervioso, eso era evidente, pero ni si quiera sabía el motivo.

Me puse en pie desesperado. Ya no aguantaba más tumbado, necesitaba moverme. Caminé por la habitación de un lado a otro, buscándo distraerme con cualquier cosa. Fue entonces cuando recordé el modo tan peculiar que tenía ella de evadirse de la realidad. Con música.

Después de buscar en mi móvil unas cuantas cancionas tranquilas, me desplomé sobre la cama, e intruciéndome entre las sábanas, coloqué los auriculares en mis oídos y le di al play. Me giré quedando de lado en la cama y solté un suspiro pausado. Con la música inundando mis oídos me sentía mucho más relajado, pero fruncí el ceño de pronto al divisar entre la oscuridad de mi habitación un elemento intruso sobre mi escritorio. 

Alargué el brazo para coger el bolso de mujer que allí había y lo miré con curiosidad. De mi madre no era, puesto que jamás se lo había visto. Era de _____ sin duda, ya que desprendía el mismo aroma a vainilla que pude apreciar estando a unos centimetros de distancia de ella esa noche. Lo dejé en mi mesita de noche dispuesto a dárselo la próxima vez que la viera.

Volví a acomodarme en la cama cubriendo mi cuerpo con la fina tela de la ropa de cama y esperé hasta que, por fin, caí en un prfundo sueño del que no desperté hasta la mañana siguente, debido a una pequeña mano que acariciaba mi mejilla con suavidad. Abrí mis ojos sabiendo ya a quien me iba a encontrar y sonreí.

—¿Qué haces aquí enana? —Katy me miraba atenta recostada a mi lado.

—Tengo hambre, ¿me puedes hacer el desayuno? —me hizo su ya peculiar carita de cachorrito. 

—Anda, ve bajando a la cocina —besé su frente—. Yo me vestiré primero.

—¡Vale!

Estaba apunto de cruzar el umbral de la puerta cuando detuvo sus pasos y se dio la vuelta lentamente con la vista puesta en la mesita que había al lado de mi cama.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now