28.

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Narra Liam.

-¡Llegamos! -gritó Katy entrando a la casa como si fuera la suya propia- ¿Niall?

-¡En la cocina! -se oyó desde lejos.

-Katy cuidado -le advirtió mi madre al verla correr y desaparecer por una puerta-, no corras que te puedes caer.

-¿De verdad crees que te va a hacer caso y se va a quedar quieta? -le pregunté divertido mientras la ayudaba a entrar unas bolsas junto a mi padre-. Es la niña más inquieta que he visto en mi vida.

-Eso es porque no te viste a ti de pequeño -añadió papá resoplando.

Yo reí.

-Dios mío, esto es enorme -admiró mamá observando la casa-. ¿Cuánto dinero tiene esta señora?

Me encogí de hombros sonriendo. Les guié por aquellos magníficos salones y entramos por la puerta por donde mi hermana momentos antes había desaparecido.

Niall jugaba ahora con ella sentado en un rinconcito de la cocina y Pilar estaba por terminar de preparar y adornar una gran mesa con mucha comida y refrescos. La saludé con un abrazo -a pesar de que fuera mi jefa le había cogido mucho aprecio-, y le presenté a mis padres. Nos sentamos alrededor de la mesa, con cuidado para no desperdiciar las horas que debía haber gastado ella en arreglar todo aquello, y comenzamos a hablar.

-Pilar, muchísimas gracias por todo, la verdad es que no tenías porqué habernos dejado celebrar el cumpleaños aquí. Nuestra casa también estaba disponible...

-No me agradezcas Karen, me encantan los niños -sonrió y miró melancólica a Niall, quien aún continuaba entreteniendo a mi hermana-. Hace tiempo que el mío creció y se fue de casa, ahora solo me visita unos pocos días al mes, si es que se acuerda... -bromeó haciéndonos reír.

-Ya, entiendo eso perfectamente -asintió mi madre mirándome de igual modo.

-Anda, no seas tan exagerada -la rodeé con un brazo y la acerqué para besarle la mejilla-. Sabes que yo voy a veros siempre que puedo.

-Lo sé, cariño -me acarició la mejilla.

Una vibración en el bolsillo trasero de mi pantalón me hizo ponerme en pie de un salto.

-Enseguida vengo -saqué mi móvil del bolsillo y le eché un rápido vistazo por encima-, tengo que atender una llamada.

Salí de la cocina con paso apresurado, me dirigí al salón y volví a registrar mi móvil esperanzado, pero pronto me desilusioné. Tan sólo era un mensaje de publicidad. ¡Maldita propaganda! Al parecer seguiría sin llamarme hoy también.

Me tiré sobre un sillón blanco bastante cómodo hundiéndome en él. Necesitaba explicaciones, necesitaba saber porqué no me hablaba, porqué no me devolvía las llamadas, porqué me evitaba...

-¿Hola? -Alba empujó la puerta principal que minutos antes habíamos dejado entreabierta y al verme sonrió- Liam, ¿qué tal?

La cerró y se acercó a mí.

-Bien -musité desanimado.

-No, no estás bien, no mientas.

Tiró su bolso al suelo y se sentó a mi derecha de lado para poder mirarme fijamente.

-¿Qué le pasa a _____ conmigo?

-¿Cómo que qué le pasa? No le pasa nada -se hizo la tonta, pero al presenciar mi mirada incrédula se pensó de nuevo su respuesta-. Créeme, no es nada grave, simplemente necesita tiempo para asimilar... -hizo gestos con sus manos y susurró-, lo vuestro.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now