Capítulo 8

7.9K 578 90
                                    

-¡AAAAHHHHH!- otro fuerte grito escapó de mis labios. Sentía la ardiente y a la vez fría sangre resbalar por mi brazo extendido y atrapado por una cuerda.
La mujer colocó el delgado y pequeño cuchillo de nuevo en la charola.

-¿a qué se debe esto? No sé si es tortura en busca de información o qué es lo que buscas, pero no lo tengo.
-¿y eso cómo lo sabes si no tienes idea de lo que quiero?

Apreté los labios y giré los ojos.
Escuche como tomó ahora las finas tijeras de la charola. Afiladas y feroces. Me estremecí viéndolas con terror. Dios mio, ¿qué se supone que deba hacer ahora?
Abrió las tijeras y comenzó a cortar mi blusa.

-¿ahora me vas a quitar la ropa?
-muy graciosa.

Siguió cortando hasta que por fin la blusa se abrió y quede a la vista.
Dejó las tijeras en la charola. Tomó de nuevo el cuchillo.
-¡no! ¡basta! ¡no!- grité en cuanto sentí el frío filo ya manchado con mi sangre rozar mi vientre.

-¿tienes miedo? ¿ja?- ríe. Entonces clava poco el cuchillo. Gemí y apreté los puños.
-¡AAHHH!
-¿intentas escapar? Lo siento querida, recuerda que te he inyectado acónito, dañino para una loba y con estas cortadas ni tu parte vampiro lograría salir.

-¿qué es lo que quieres? Solo dímelo.
-tu sufrimiento.

El filo comienza a abrir la piel de mi vientre y baja, baja y sigue bajando hasta llegar a la orilla de mi pantalón. Grité con todas mis fuerzas y tan agudo que podría asegurar que el grito se escuchó a muchos kilómetros.

La sangre ahora caía al suelo, resbalando por mi piel. Mi ropa estaba completamente llena de sangre. Me sentía débil y sentía un increíblemente intenso dolor. No podía moverme ni poco, o el dolor de mi vientre no sólo dolía, sino también quemaba. No podía sentirme furiosa o enojada debido al dolor.

Vamos resiste Brooke.
No la dejes ver que no eres fuerte porque lo eres. ¿quieres saber algo? El dolor físico llega a acostumbrarse después de un rato, es el emocional el que mata, por tanto, acostumbra el dolor en tu piel y no dolerá tanto.

-¿sientes eso? ¡¿DUELE?!- sacó por fin el cuchillo de mi piel. Ahora con una larga abertura en mi vientre me podía hacer lo que quisiera.
-¡BASTA!- no podía dejar de gritar aquella palabra. Una y otra vez mientras con dos dedos jugaba dentro de mi vientre. 

Podía sentir su tacto con mis órganos mientras con su otra mano apretaba de la herida en mi brazo. Jamás, ni cuando Cordelia me hirió sentí tanto dolor.

"Ethan, Ethan, Ethan, Ethan"
Su nombre daba vueltas en mi cabeza. Lo necesitaba. Sus brazos, sus manos y ni hablar de sus labios. Pensar en el ahora era lo único que lograba calmarme un poco.

-oh vaya... ¿qué es esto?- ríe y mete de nuevo dos dedos en mi vientre, grité. Comenzó a moverlos jugando con mis órganos. Como quisiera sanar y poder matarla.
No derrame ni una lágrima hasta el momento, pero me moría de ganas por hacerlo.

Se apartó con ambas manos llenas de sangre en el aire y una sonrisa triunfante en sus labios.
-esperé tanto tiempo por tenerte en esa camilla, escuchar tus gritos de dolor y sentir tu sangre en mis dedos.
-¿tanto tiempo? ¡¿por qué querrías eso?! No te he hecho nada. 

-claro que lo has hecho, has cometido el peor error de tu vida.
Se puso de pie y abandonó la habitación. Solo se escuchaban mis gemidos de dolor, me retorcía.
La puerta se abrió enseguida y ella entró con una pequeña caja de madera muy bien tallada. Con un sello junto al candado, uno que aseguraría haber visto antes.

Trascendente Where stories live. Discover now