Capítulo 26

3.2K 254 15
                                    

Con la mirada perdida y la herida aún en su abdomen, Ethan permanecía callado. Emitiendo uno que otro pequeño sonido. Mis lágrimas no paraban de resbalar. Y más aún porque no me permitían entrar a la habitación con el. Creían que tal vez la sangre me volvería loca o simplemente, me querían ahorrar el dolor.

Pero lo sentía. Sentía cada parte de mi sufrir como si fuera yo la que se encontraba tendida en una cama. Mi mitad. No podría vivir sin mi mitad.
Dios mío Ethan. Podía oler claramente cada gota de sangre que derramaba. Escuchaba sus leves gruñidos. Escuchaba a Luther decir que era muy profunda la herida, que de no haber Sido porque alcanzó a herir un poco su corazón, el estaría bien.
Nada de eso significaba algo bueno. Perderlo sería perderme a mi.

Frech salió de la habitación y se acercó a mí. Aún sabiendo yo la situación, pregunté.
-¿Estará bien?
Su mirada se tornó en una perdida y triste.
De pronto cambio a una esperanzada.
-El es rudo Brooke, y fuerte, puede con esto- pero yo sabia  lo que en verdad quería decir. Estaba muy grave.

-Necesito verlo.
-Brooke...
-Necesito Frech- dudo unos segundos.
-Escucha, Kimo logro perforar un poco su corazón, Luther intenta detener la emorragia pero pierde mucha sangre, aún no tenemos muy claro que podríamos hacer para salvar su vida- aquello logro partir mi corazón en dos. Ethan. Mi vida y todo mi ser. Me dolía tanto.

-Ven aqui- me abrazó mientras mis lágrimas caían una a una en su camiseta.
-No puedo perderlo Frech, por favor diles que hagan todo, todo lo que sea necesario.
-Tu sabes que lo harán rojita, no te preocupes, Ethan...

-No lo digas, no digas que estará bien, quiero verlo, por favor- suplique. Luther pareció escucharme. Abrió la puerta enseguida.
-Brooke- aquel tono amargo seco mi garganta. Aún lo sentía. Lo sentía vivo. No podía decirme que había muerto.
-No puedes verlo aún, lo siento- dijo con la mirada baja.

-Como una mierda que no- murmuré y camine a la habitación. Luther alcanzó a atraparme con sus enormes brazos de gorila y junto con Frech intentaron detenerme. Ataque con uñas y dientes. Nada ni nadie podían prohibirme de verlo.
-¡Sueltenme! ¡AHH!- pataleaba y suplicaba verlo. Es mío, mi mate, mi lobo, mi Bestia podía no recuperarse. Aquello me mataba lento como una bala.

-¡Brooke! Entiende que esto será peor para ti- exclamó Luther.
-¿crees que me importó yo en en este momento? Quiero ver a mi Bestia y pateare cualquier trasero que sea necesario para hacerlo- limpie lágrimas que caían por mis mejillas. Luther finalmente asintió. Amett abrió la puerta y lo primero que Vi fueron los ojos sin emoción de Sean. Bajo la mirada.un extraño aroma inundó mis fosas nasales.

-No comprendemos porque no sana, es una mala herida pero ni una pizca ha sanado, su piel se oscurece y está palido- dijo Derek, apartándose de Ethan. Mis piernas temblaron pero aún así me acerque a él y tome su mano. Se encontraba un poco fría y su corazón apenas latía. Me partía el alma verlo así. Pálido, tieso, con los ojos cerrados y sin el aire rudo que el siempre emitía. Aquel que aún sentía hace unas horas.

-¿Bestia?- lo llame con la voz temblorosa. Sus delicados ojos dieron un pequeño parpadeo y aún débil volteo a verme. Sus labios se curvaron y formaron la sonrisa coqueta que tanto amo.

-¿Cómo te va Nemo?- dijo y tosió.
-No hables, shh, tranquilo- aún seguía el extraño aroma en el aire. No podía distinguir de dónde venía. Bajé la mirada y enseguida mis ojos se humedecieron de nuevo. Al encontrarse sin camisa pude ver mejor su herida. Todo alrededor se encontraba morado, rojo y una pizca de amarillo. Parecía una herida terriblemente infectada. Pero para un alfa aquello me sorprendía mucho. ¿Cómo no había sanado nada?

Emitió un suspiro y acto seguido, sus ojos se cerraron. El latido de su corazón había disminuido aún más. Palideci.
—¿Bestia? ¡Luther ayuda!— me retiran de su lado. La mano fría de Ethan lentamente se apartó de la mía.
—Traigan más agua caliente, alcohol, una navaja y muchas vendas, ¡Andando!— grito a los chicos. 
—Por favor— suplique —salvalo.

Trascendente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora