Capítulo 19

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-¡Brooke!- los gritos se escuchaban como un eco lejano. Lentamente se convertían en susurros. Di un parpadeo. Dos. No podía moverme. Tres. Cuando pude enfocar la imagen frente a mi, inhale aire.

Mi pecho ardía y punzaba. Pero seguía perdida. Sean me sostenía en sus brazos de la cadera para arriba. Mis piernas reposaban encima de la nieve.
-¿Ethan?- murmure. Sean negó.
-estarás bien- respondió. Sus ojos rojos y cubiertos de lágrimas me veían.

Una lágrima se deslizó por mi mejilla. Bajé la mirada lentamente intentando ignorar las extrañas ráfagas de luz que veía. Mi chamarra estaba agujereada y manchada de rojo. Mis ojos se abrieron aún más al ver la herida. La bala me había alcanzado.

-¡Ethan!- gritó Sean. Le había llamado. Esa era una buena señal. Él estaba vivo. Unos pasos se escucharon y un par de ojos miel me vieron. Sus manos acariciaban mi mejilla. Sean por alguna razón, comenzó a correr, persiguiendo algo, o alguien.

-la bala debe estar envenenada- dijo Derek.
-¡saquenla!- gritó Ethan.
-ya lo intenté Ethan, no lo entiendes, se deshizo dentro de ella.

-¿qué dices?- los ojos de Ethan brillaban por las lágrimas.
-que no hay tiempo- respondió éste con la mirada fría pero a la vez dolida. Ninguno me veía a los ojos.

De pronto, al abrir los ojos, vi a una bola de hombres que se acercaban con armas. Ethan no hizo ni el esfuerzo por verlos. Me vio a los ojos y me besó. Después se puso de pie y dio la vuelta a ellos.

Me encontraba apoyada en Gina, quien acariciaba mi brazo.
-¿nos matarán?- pregunté.
-es muy probable- dijo riendo nerviosa. Perdí las fuerzas para mantener mi cabeza alzada.

La recargue en el hombro de Gina.
Cada vez, más hombres llegaban. Los chicos corrían por doquier atacando, Ethan y Sean parecían haber unido fuerzas.

Más y más grupos llegaron.
-no- murmure intentando ponerme de pie. Gina negó.
-¡alto! Estas herida- rodeados por grupos de hombres con diferentes armas, lo único en que pude pensar era en la muerte. Estaba segura. Pronto moriría. Y pronto eran minutos. Lo podía sentir.

-¿así que... aquí es cuando decimos nuestras ultimas palabras?- rió Amett.
-demonios hermano, no les daré el lujo- respondió Frech. El ardor se había convertido a quemazón. Como si estuviese amarrada encima de una fogata. Mi sangre hervía, cada vez más y más, mi corazón estaba a punto de agujerear mi pecho.

Al ver a Ethan, detrás de él me llamó la atención una silueta. Un hombre estaba a punto de cortar su cabeza. Contuve el ardor que sentía, mordí mi labio, sentí como toda mi fuerza, energía y vida se acumularon en las yemas de mis dedos.

Un grito inesperado salió de mis labios, mis dedos comenzaron a brillar, me hice paso entre los chicos hasta quedar frente a los hombres. El brillo se hizo más intenso, tanto que hasta yo tuve que cerrar los ojos.

-¡¿Qué está pasando?!- gritó Amett.
-¡Brooke, no!- escuché a Ethan. Los hombres comenzaron a gritar conforme el brillo seguía aumentando. Podía sentir como mi energía disminuía. Tal como si hubiese dado una vuelta al mundo en cuatro patas. Mis piernas perdieron su fuerza, sentí frío y ahora más que nada, dolor.

El brillo desapareció. Lo poco que mi vista nublosa me permitió ver, fue a cada uno de los hombres, muertos en el suelo. ¿Cómo carajos hice eso? Por fin caí a la nieve. Dando suaves parpadeos, vi a Ethan caer junto a mi. Los demás chicos también se me acercaban.

Mi latido se hacía más fuerte, pero mas lento.
-el medallon pudo salvarte Brooke, pero diste todo a esos hombres- dijo Luther. Sonreí.
-¿por qué lo hiciste Brooke?
-están vivos- seguí sonriendo. Mi cabeza también perdió su fuerza, la dejé caer, la vista nublosa cambió a oscuridad. No podía moverme, hablar o siquiera respirar. Todo estaba dentro de mi mente y no había forma de abrir mis ojos. Me rindo.

Ethan
-¡haz algo!- grité a Derek. No pudo ni moverse. Todos aquí veían a Brooke de un modo que jamás había visto. Dolidos, enojados y rendidos.
-su corazón ya no late Ethan, si siquiera... si ella...- dio la vuelta y se dirigió al bosque con una mano en su boca.

No. No. ¡Me rehúso joder! ¡Ella no está muerta! ¡NO! El pensar en no poder escucharla nunca mas, verla sonreír o solo caminar por ahí me estruja el alma. Mi mate no puede estar muerta. Es... no.

Muerte es un concepto bastante fuerte. Perderla es perderme. Lágrimas traicioneras resbalaban por mi mejilla. Sentí mi sangre hervir al igual que mi pecho. Su fría mano reposa sobre la mía. Sostengo su cuerpo con la esperanza de que en algún momento, abrirá los ojos.

-vamos Brooke, no lo hagas- suplique en su mejilla. Subí la mirada a Sean, él no se encontraba aquí. Pero sé en donde está. Puedo escucharlo destruir árboles mientras grita una y otra vez un poco lejos. Gina lloraba junto a Derek.

-¡no!- grité acariciando su mejilla. Antes la había visto con más sangre aún, a punto de morir. Pero estaba seguro de que la vería abrir sus ojos una vez más. De que me diría Bestia con ese tono dulce y rudo a la vez.

Ella tendría a mis cachorros. Ella iba a ser mi mujer.
Despierta. Vamos. Por favor. No estás muerta. Tienes que regresar. Ven. Vamos.

-¡Brooke!

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