Capítulo 12

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-¡Con fuerza! ¡uno, dos, tres!- B les gritaba a los hombres que entrenaban. Levantaban rocas enormes o incluso a chicas.
Lo vi y sonreí coqueta. Me devolvió la sonrisa con un guiño.

-¿coqueteas con el entrenador? Vaya, no sería la primera vez.
-largo Ethan.
Rió y negó sentándose junto a mi en la nieve.
-alguien está malhumorada.
-y hambrienta.

-¿qué tal si vamos por algo de comer?
-¿bebes sangre?
-la bebí una vez, exquisita por cierto, resulta que fue cuando marqué a mi mate... como mía, y sólo mía.

-pobre ilusa.
-patética- dijo riendo.
-qué la habrá hecho aceptar tal estupidez.
-amor- respondió en seco y seguro.

-el amor es patético, es la medicina y también el arma. Cura y mata.
-por eso es que todos somos adictos, el peligro y riesgo nos atrae a todos.
-¿aún sabiendo el final?
-nunca se sabe el final- sonrió

-¿me dirás la verdad?
-¿qué verdad?
-Brooke, te marchaste, hiciste que te olvidara, mis propios betas me engañaron por ti, con los cuales por cierto rendiré cuentas después, merezco saber la verdad.
-¿y eso por qué?- me puse de pie enojada.

Él se puso de pie.
-no comía, no dormía, apenas abría mis ojos para ver la luz del sol que entraba por mi ventana, sentía como mi ser moría lentamente por tu culpa.
-¿quieres que sienta lástima por ti?

Caminé por el lugar con él siguiendome.
-quiero que tengas consciencia.
-y la tengo.
-lo dudo.
-lo lamento- dije. Un ligero rayo esperanzador brilló en sus ojos.

-¿por qué lo lamentas?
-por haberte creado falsas esperanzas.
Rió sarcástico y negó.
-increíble, a tal grado ha llegado tu ignorancia; me amabas Brooke.

-pasado.
-presente.
-¿cómo lo sabes?
-no lo niegas.
-siempre fuiste bueno con tu juego de palabras Ethan, tristemente para ti, te conozco mejor que tú mismo.

-¿ah si? Pruebalo.
-¿quieres detalles sobre ti o tus verdades?- me crucé de brazos.
-impresioname- se cruza de brazos sonriendo.

-tu color favorito es el verde, tu comida favorita es la hamburguesa, prefieres la música lenta a la rápida, lo escondes de todos ya que para ellos puede ser una estupidez, antes de dormir, piensas en las cosas maravillosas o hasta las tristes que han pasado en tu día en vez de 《como cualquier otro ser》 imaginar lo que te gustaría que pasara.

-bueno... eso si impresiona.
-también sé, que debajo de ese personaje que actúas arrogante y narcisista, existe un lobo herido y furioso en busca de una cosa.
-¿y qué cosa es esa? - de pronto la distancia en ambos había desaparecido.

Sus ojos veían a los míos curioso y deseoso. Mordía su labio inferior. Sus facciones son tan perfectas y atractivas que mis sentidos se alocan. Solo verlo aceleraba mi corazón. Maldito sea. Sentir algo por él cambiará mis objetivos.

-eso es lo que falta descubrir- respondí. Entonces sonrió de nuevo. Soltó mis caderas, dio la vuelta y se marchó. Por fin pude recuperar el aliento. No es que no lo quiera. No. No es secreto que lo quiero.

Simplemente, no tengo ni el tiempo ni la necesidad de un hombre en mi vida ahora. Una pelea de celos, diferencias, curslierias, platicas y más. Podrán llamarme egoísta pero muchos me entenderían. Sé lo que hago. O al menos espero saberlo.

-¿a qué se debe el drama ahora?- pregunta Henton riendo junto a mi.
-busca amor- respondí.
-tu amor- aclaró.
-tendrá que buscar en otra parte.
-¿y eso por qué?

Entonces lo vi a los ojos.
-¿qué me querías decir antes?
-cierto... Brooke, debo confesarte algo, la manada... o al menos, la mayoría, cree que ocultas muchas cosas, comenzando por el lobo café, tu misterioso regreso llena de sangre y heridas, Nathan...

Trascendente Where stories live. Discover now