Capítulo 11

8.3K 550 84
                                    

-¡rápido, rápido, rápido, rápido!- un chico gritaba mientras corrían con Nathan recostado en una camilla hecha de madera y una delgada tela suave. Mis nervios aumentaban conforme veía una fina tira de sangre caer a la nieve desde la mano de Nathan.

Mi corazón palpitaba más fuerte, mi lado vampiro enloquecía, debía beber esa sangre y no podía controlarme. De pronto sentí una suave fuerza apretar mi mano. Baje la mirada y me encontré con los ojos de Nathan. Su mano sobre la mía.

-no me dejes- murmura muy bajo y adolorido. Negué.
-no lo volveré a hacer Nath.
Entramos en la cabaña. Ethan quería entrar pero B lo detuvo. Henton veía a Nathan asustado al igual que los demás.
Cerré la puerta frente a ellos.

-tenemos que checar la herida- dice Victor.
-tendrás que tomar bien su mano Brooke- me dijo Luther. Asentí. Vi a Nathan a los ojos.
-estarás bien Nath.

Entonces rió con su aliento y negó.
-lo dudo- me sonríe.
-¿qué dices?
-ahora- dice Luther y con ayuda de Victor y otros dos sujetos que detenían los pies de Nathan, hizo una pequeña cortada a un lado de la herida.

Nathan se estremeció y gritó. Su mano apretó de la mía.
-Nathan, respira... vamos.
-el aire vuela, el agua es fresca o viceversa, el fuego arde y calienta, de la tierra salen cosas- dijo.

Sonreí y derrame una lágrima.
-lo recuerdas- respondí. Aquello era algo que inventamos con los elementos para cuando uno sentía demasiado dolor o se sentía mal, la frase nos hacia olvidar lo que sentíamos.
-¿Cómo o...olvidarlo?

-¿cómo me encontraste?
-todas las manadas hablan de ésta, una nueva que surgió de la nada, en cuanto describieron a su líder, supe que eras tu... te has ganado un gran título lobita... venía aquí cuando ella... ellos...

-¿te atacó? Una mujer, parecida a Cordelia.
Asintió apretando más de mi mano por su herida. Luther decía cosas a los demás.
-dijo que sabía que había sido yo quien mató a su hermana, p...pero que tu fuiste mi motivo, q...q...que por eso te torturó.

Pegué su mano a mi pecho.
-después hablaremos de eso, respira... tranquilo.
-no hay tiempo- mordió su labio.
-no digas eso... no...

-descubrí cosas... lo sabrás Brookie, lo sabrás.
-¿qué sabré?
Sus ojos estaban rojos y llenos de lágrimas. Besó mi mano gimiendo de dolor y me vio a los ojos.
-fuiste mi mejor ilusión- dijo lento y cerró sus ojos.

Ya no escuchaba sus latidos. Los chicos lo veían sin saber qué hacer o decir. Todo en mi se encontraba paralizado. No podía hablar o siquiera respirar. Sentí mis manos temblando y mis labios. De mis ojos cayeron un sinfín de lágrimas, pero no las suficientes.

-¡Nathan!- grité agitando su saco. No respondió. Lo agité más -¡NO! ¡NATHAAAN! Vamos responde, por favor... por favor no me dejes.

Recargue mi cabeza en su pecho. No habían palabras que bastarán para describir el dolor que sentía. En mi cabeza rondaban imágenes de Nathan riendo, corriendo, de niños, cuando me dijo que me quería, cuando mató a Cordelia y me salvó.

Ni lo vería reír nunca mas, ni el brillo en sus ojos resplandecería una vez más. No podía respirar pero aun así lloraba. Más de lo que llegué a llorar cuando de niña me sentía sola o cuando me hacía una cortada. Más que cuando vi a Nathan irse de pequeña y no volver jamás. Y ya no escucharé ese estúpido apodo que me había puesto "Bookie".

-¡NATHAN! ¡NATHAN! ¡NATHAN!
-Brooke... se ha ido- dice Luther.
-¡no! ¡ayudalo! ¡por favor! Nathan... Luther no dejes que muera, te lo suplico, no...

Seguí agitando a Nathan y Luther me tomó de los brazos deteniendome.
-¡BASTA!- me grita. Pero seguí llorando y golpeándolo para que me liberara.
Mi mejor amigo, mi hermano, había muerto, frente a mi por mi culpa.

Trascendente Where stories live. Discover now