Capítulo 23

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16 años atrás

El brillo del sol pronto perdió su luz. Aquella bola de fuego comenzó a esconderse entre las montañas. La oscura y fría noche se asomaba y las estrellas comenzaban a brillar ocupando cada pequeño espacio en el cielo. El llanto del pequeño niño de tan solo dos años resonaba por las paredes de la casa.

-Kaphan, es tu turno- anunció Katrina, a su marido. Pronto éste despertó, se puso de pie y con una sonrisa cansada asintió yendo al cuarto del pequeño. Una vez ahí, lo tomó en brazos. El niño seguía llorando. 

-¿querrá dar un paseo?- se preguntó a sí mismo -me parece que sí- se respondió cuando el pequeño aumentó su llanto. 
-¡yo voy!- su mujer se levantó de prisa y corrió tras de ellos -sería una buena oportunidad para visitar a John y Mika.

Un rato después, fueron bien recibidos por la mujer del beta Jonathan.
-¡pasen! ¡vamos! Hemos preparado el desayuno y hay más que suficiente para todos, tendrán que perdonarme, Jonathan sigue dormido, ya sabes como es- rió asintiendo.

-tengo uno en casa- dijo en burla. Su marido sólo rió. Un rato más tarde, se encontraban platicando la feliz pareja y Mikaela.
-entonces, cuéntanos sobre tu preciosa Brooke, ¿qué tal te va con una bebé? No es fácil ¿cierto?- pregunta Katrina sosteniendo al pequeño Jonas.

-¿Qué te puedo decir? Es una niña inquieta, parecida a su padre- ríe. Jonas observaba a la pequeña Brooke dormida en brazos de su madre. Tartamudeando unas palabras incomprendibles, el pequeño intentaba hablar con la bebé.

-mira nada mas, Jonas vio a tu hija y su sufrimiento desapareció- dijo Katrina riendo.
-me huele a boda- dijo Mikaela riendo.
-¿boda?- Jonathan, su esposo, preguntaba acercándose a la mesa. Mikaela le entregó la niña sonriendo.

-decíamos que Jonas y su hija son perfectos para sí- respondió Katrina.
-es tan solo una bebé, además, no habrá ninguna boda que yo no autorice- dijo él. Kaphan rió.
-hermano tranquilo, faltan bastantes años para hablar acerca del matrimonio de tu hija.

-eso espero- respondió éste nervioso. Pensar que su hija se casara, suponía algo de dolor para él. Su pequeña algún día se iría. Pero el no contaba con que fuera a pasar tan pronto. 

Meses mas tarde
El bombardeo y los gritos de las personas en la manada retumbaban en los oídos del pequeño y asustado Jonas. Su madre corría con él en brazos. No comprendía lo que sucedía.

Tanto fuego y tanta sangre, jamás había visto dicha cosa.
-¡Mikaela!- gritaba la mujer. Pero su amiga no aparecía. Preguntaba por ella, pero nadie sabía de su paradero.
La manada de sus amigos era atacada, y en un intento por visitarlos, se vio sometida en la guerra.

-¡Kaphan!- gritaba a su marido. No había rastros de él. Se encontraba sola entre explosiones, balas y gritos.
-Katrina- escuchó detrás de ella. Jonas suspiró al ver a su padre. Entonces su madre gritó. ¿Por qué gritaba?

-¡KAPHAN, NO!- ahora se encontraba encima de la roja y fría nieve. Con su madre llorando junto a él y su padre recostado en el suelo con una flecha en su pecho. El pequeño asustado, lloraba desconsolado. Su padre tomó su delicada mano y le sonrió.

Jonas dejó de llorar por un instante viendo a su padre. Mientras que Katrina seguía llorando.
-siempre adelante hijo, siempre adelante- le dijo antes de liberar su último suspiro de vida. Katrina gritó suplicando que no la dejara.

El bombardeo siguió y siguió. Katrina, con el dolor matándola lentamente, tomó a su hijo y siguió corriendo en busca de refugio. Hasta que ambos cayeron a la nieve. Jonas se deslizó llorando hasta que topó con madera rota. Confundido comenzó a buscar a su madre con la mirada.

-¿mami?- dijo una y otra vez. Comenzó a llorar de nuevo. Entonces encontró la mirada de su madre. Vacía y perdida -¿mami?- lentamente gateaba hasta llegar a donde ella se encontraba.

Katrina apenas movió los ojos y dejó ir la mirada. Jonas sintió un dolor y aun mas miedo, siguió llorando hasta que el bombardeo, los disparos y los gritos desaparecieron. El pequeño,  solo, en la nieve con sus padres muertos, no comprendía lo que pasaba. Estaba seguro de que ambos despertarian tal y como esa misma mañana.

-¿mami? ¿papi?- los llamaba otra vez. El viento se volvía cada vez más frío. Los copos de nieve caían como tormenta. Y la noche, pronto llegó. Abatido y aun confundido, se había quedado dormido encima del brazo de su madre. Confiado en que pronto entraría en calor como normalmente cuando su madre lo hacía. Solo esperaba a que algo pasara. A que sus padres despertaran y se lo llevaran de ahí.

El sol de la mañana brilló. Sus padres aún no despertaban. La piel de su madre se encontraba más fría. Sus ojos aún abiertos.
-¡mami!- gritó. Ella no despertó. Pasaron las horas y el pequeño tenía hambre, frío y le dolían los huesos. ¿Por qué nadie iba por él? ¿Por qué sus padres no se movían?

-¡allá!- gritó una voz masculina y grave. Los ojos de Jonas se abrieron. Unos largos brazos cubiertos por armaduras lo levantaron en el aire. Seguido, unos ojos avellana se toparon con los suyos azules.
-¿has estado aquí todo este tiempo?- preguntó el hombre. El niño no comprendió.

-¿tus padres?- preguntó.
-mami, papi - el niño apuntó hacia los cuerpos de sus padres muertos. El hombre inhalo aire asustado y abrazó al niño. Pronto notó la piel fría del infante.

-estarás bien- dijo él -me encargaré de ti- acarició su cabeza mientras lo alejaba del lugar en donde hubo una guerra. Horas mas tarde, se encontraba en medio de gruesas sábanas calientes, había comido y bebido agua. 

Jonas vio a unos enormes lobos corriendo por la ventana. Hombres entrenaban y no había ningún niño cerca. Ni Brooke.

El hombre de antes había aparecido de nuevo. Las mujeres que cuidaban de Jonas, bajaron la cabeza ante su presencia. Esta vez, el sujeto volvió con un niño. Un poco mayor que Jonas.
-el es Ethan, se que serán amigos, no tienes de qué preocuparte- dijo el hombre. Jonas aún estaba confundido.

Vio al niño de cabello negro, ojos enormes verdes y una sonrisa contagiosa
-¡soy Ethan! ¿quieres salir a jugar?- preguntó, inocente.
-¿jujar?- el pequeño Ethan rió.
-jugar, casi, vamos- le tomó la mano y comenzó a correr riendo con un carrito en su otra mano. Jonas pronto se sintió mejor y jugó con él. Entonces nació un lazo de amistad que duraría hasta que ambos crecieran.

En la actualidad

-¡es mentira!- gritó Brooke confundida, intentando convencerse de que era tan solo una mala broma. ¿Jonas... el chico del que hablaba su padre en su diario era Frech? Su pasado parecía horrible. Claro que el probablemente no lo recuerde.

-¿sabe de mi?- preguntó a su padre. Él negó.
No tiene idea.
-¡no puede ser!

-¿Qué no puede ser?- la voz tranquila de Frech se escuchó detrás de ambos. Di vuelta temblorosa.
-Frech- dije nerviosa. ¿Cómo decirle acerca de sus padres y de que los conocíamos? ¿Qué si en realidad si sabe? ¿Qué si no...?

¡Perdooooooon!
Quise publicar pero de verdad no se me ocurría que poner, espero eso les haya gustado.
Mis mejore deseos, esta vez, subo más rápido ;)

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