30. La cagué.

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Estábamos todos en la pieza de la mina del carrete, porqué con el show que se creó ella pensó muy weonamente que era obra de teatro dedicada a ella, por eso nos prestó su pieza para que nos "organizáramos mejor" Ahora el Edgar y el Yelo estaban afuera actuando junto al bestia y el pesho que hasta aquí se escuchaban sus risas.

──¡NAIKO QUEDATE QUIETO! ──Gritaron el Jaime y la Crystal al mismo tiempo.

──El Edgar está con el Yelo como chucha voy a estar tranquilo. ──Parecía un hueón con pulgas en la raja tanto que se movía.

──Él te quiere a vo hueón. ──Habló el Choreza que estaba acostado en la cama mirándose las manos terrible tranquilo.

──SER O NO SER, ES LA WEÁ. ──Sentimos unos gritos del Yelo y la inconfundible risa del Edgar y el Naike soltó un gruñido.

──Ya, arreglemos esta weá al toque. Al nico le gusta el Jaime pero terminaron porque... ¿Por qué terminaron?

El Jaime y yo nos miramos a los ojos y yo como que me re perdí es su mirada y la Crystal rodó los ojos cruzándose de brazos.

──Terminaron porque son unos cabros chicos culiáos que no pueden estar juntos, fin.

── ¿Y POR QUÉ NO PODEMOS EH? ──Le gritó el Jaime.

──PORQUÉ NO QUIERO QUE EL NICO SUFRA.

Me mordí el labio inferior y caminé de un lado a otro mirando a toda la pieza sintiendo como mi mejor amiga y el Jaime peleaban mientras el Naiko se tomaba el poco pelo que tenía y la Tamara se ponía en la pared apoyada con lagrimas todavía, el Choreza se había quedado dormido.

──¡PAREN LA WEÁ HERMANO! ──Grité cansado de los gritos, terrible irónico igual. Los dos se giraron a mirarme. ──La Crys tiene razón, no podemos estar juntos.

──¿Por qué?

──Porque yo estoy saliendo con un loco. ──Dije.

Hubo un silencio, y despacio se abrió la puerta y entraron los cabros, la Crystal como que no la creía, la Tamara la miraba con el ceño fruncido, el Naiko se acercó al Edgar que estaba igual de impresionado y el Jaime por último que tenía sus ojos llenos de lagrimas y con una mano secó las pocas lagrimas que habían caído por su carita.

──¿Qué? ¿Quién? ──Preguntó el Yelo.

──Un loco de mi casa, lo conocen pero pa qué, cuando sea importante se los presentaré. ──Sonreí intentando que el ambiente se pusiera menos tenso.

──Ya... ¿Saben? Me cansé; Quiero que desde hoy día no se recuerde nunca que tuve algo con el Nicolás. ──Mi boca se secó y él me miró con los ojos congelados. ──Porqué el Nicolás y yo nunca fuimos nada. ¿CIERTO?

──Sí... ──Susurraron todos.

Y el Jaime salió de la pieza sin siquiera vovler a mirarme.

──¿Sabi algo nico? ──Dijo la Crystal, acercándose a mí. ──Te protegí del Jaime miles de veces, pero, ahora veo que tuve que proteger al Jaime de ti.

Dicho eso salió junto a la Tamara de la mano, me miré las manos y las veía borrosas a causa de las lagrimas.

La había cagado demasiado con todos.

yeta culiáo ; JainicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora