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05: Una L.

Dos años antes.

"Leah, a las ocho y treinta de la noche esperame en la acera entre nuestras casa. Nos vemos, cariño". Leah había recibido ese mensaje de parte de Ashton al mediodía.

Miró la hora en su teléfono y dejó escapar un triste suspiro. Eran las nueve de la noche y ahí estaba ella, sentada en a acerca con la vista fija en las zapatillas que estaba usando después de quitarse los tacones.

—Al menos avisa que no vendrás, idiota —murmuró para sí misma mientras comenzaba a trepar para subir a su ventana. No quería aceptarlo, pero se sentía triste de que la única persona que esperaba ver ese día, la dejase plantada.

Soltó la trenza de su cabello y sacó sus zapatillas, dejando sus pies descalzos. Sacó su chaqueta, la cual se había puesto antes de ir a esperar a Ashton, luego se quitó la cadena dorada con un dije de ancla que colgaba en su pecho.

Bufó frustrada cuando no puedo alcanzar el cierre en la espalda de su sencillo vestido negro con toques de marrón en la parte superior. Era de tirantes gruesos y tenía un bonito escote.

Estaba tan concentrada en el vestido que no escuchó cuando la ventana de su cuarto se abrió. Se dio la vuelta sobresaltada y se encontró con Ashton, tenía la respiración agitada y su cabello más despeinado de lo usual. ¡Se lo había cortado! Justo como a ella le gustaba.

Cruzó sus brazos sobre su pecho, molesta.

—Me hiciste esperar más de treinta minutos sentada en el suelo y no te dignaste a enviar un mensaje, Ashton.

Él aclaró su garganta antes de hablar.

—Leah, cariño, perdón, hoy mi día ha sido fatal y cuando iba saliendo de mi casa el auto no quiso encender y, ¡agh! —Pasó una mano por su cabello distraídamente—, aunque eso no importa ahora. ¡Feliz cumpleaños, cariño! —Dio un paso hacia adelante, acortando la distancia con ella.

—Gracias —murmuró ella, no queriendo perder su orgullo. Ella podía aceptar que cualquier persona le fallara, cualquiera menos Ashton.

—Vamos, Leah, ¿no me dejarás darte tu bien merecido abrazo de cumpleaños? —preguntó Ashton con un infantil tono de voz.

—Solo no lo vuelvas a hacer, ¿sí? —Ashton asintió y se acercó a ella abrazándola por la cintura. Ella pasó sus manos por los hombros de él y aceptó gustosa el abrazo. Ash la levantó del suelo y plantó un gran beso en su mejilla.

—Ya tienes quince... Deberías dejar de crecer, mientras más lo haces más viejo me pongo yo —se burló de sí mismo el chico.

—Tonto. —Leah rodó los ojos—. ¿Me ayudarías con la cremallera del vestido? No alcanzo —preguntó un tanto cohibida.

Ashton asintió. Leah se dio la espalda y recogió su cabello con sus propias manos.

Se aseguró de bajar rápido, pero con cuidado, la cremallera. Al momento de que esta llegó hasta casi su cadera, Leah agarró con su mano libre el vestido para que no dejara ver nada más allá de su espalda.

Ninguno de los dos era tonto y era obvio para cualquiera que ya Leah había dejado de ser una niña para pasar a ser una adolescente, sus pechos comenzaban a crecer, sus caderas a ensancharse de una manera que le dieran una forma de ya toda una señorita. Además, por parte de su madre, ella había sido dotada biológicamente por un buen trasero, que le hacía justicia a su cuerpo.

—Date la vuelta y no mires, ¿okay? —pidió Leah. Ashton asintió y aprovechó mientras Leah se cambiaba para tomar la pequeña caja que estaba sobre el marco de la ventana. Jugó con ella entre sus dedos hasta que Leah avisó que ya podía voltear—. Listo.

Daddy Issues |afi| Where stories live. Discover now