|17| p a r t e u n o

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Canción ideal para el capitulo: Emotionless -Sum-41

17: También duele.

Dos años y tres meses atrás.

Leah estaba en casa de sus vecinos charlando con Lauren.

-No puedo creer que enseñe donde estudias. La Sra. Acker fue mi pesadilla durante un año -habló Leah para luego darle un sorbo a su gaseosa de naranja.

-No la tolero. Su voz es demasiado chillona y sus pruebas son infernales -respondió Lauren, la hermana menor de Ashton.

-¿Conoces a mi amiga Meghan, no? -Lauren asintió, la conoció dos años atrás, sin embargo no habían entablado una conversación-. Bueno, estuvo suspendida como tres días gracias a Acker. Solo porque le reclamó de que su nota en un examen era injusta.

Lauren dejó salir un silbido.

-Ahora sí le tengo miedo, más allá de su apariencia de bruja de los años setentas.

Leah se carcajeó gracias a las palabras de Lauren. Verdaderamente el estilo de la Señora Acker era pasado de época. Sin embargo su risa se cortó cuando escuchó la puerta de la entrada siendo azotada.

Ambas chicas giraron sus cabezas para ver hacia la entrada de la casa, justo por donde estaba entrando un Ashton luciendo demasiado enfadado.

-¡Ashton, por favor! -su mamá salió de la cocina, siguiéndole el paso-. Vino en son de paz.

Un bufido brotó de la garganta del chico.

-¡No me importa! Se pueden ir al carajo él y sus ganas de hablar conmigo -soltó, sorprendiendo a Leah. Jamás había escuchado a Ashton responderle de mala forma a su mamá, él siempre decía que la mejor forma para juzgar a un hombre era por cómo trataba a su madre. Justo el timbre de la casa sonó, logrando que él soltara una maldición entre dientes.

A pasos agrandados se dirigió a la puerta y la abrió de par en par, dejando ver a la distancia a un hombre casi de su misma estatura y con rasgos muy parecidos a los de él.

-¿Acaso es quien yo creo que es? -susurró Leah a Lauren, no queriendo que la oyeran.

-Es exactamente quien tú crees que es.

-Te daré dos minutos de mi tiempo que no te mereces. Habla -habló con la menor sutileza posible.

-Hijo, vine porque he estado hablando con mi esposa y ella desea conocerte.

-Primero y principal, para ti no soy hijo, soy Ashton. Y segundo, dile que gracias por su falsa simpatía, pero soy plenamente feliz sin saber qué es de tu vida y mucho más sin saber de la de ella.

-Vamos, Ashton, vine acá para redimirme contigo. No puedes juzgarme toda la vida ni negarte a que hablemos -exclamó el hombre, sonaba paciente, pero Leah logró percibir algo de cinismo en su voz.

-¿Sabes cuántos años tengo? ¿Qué carrera estoy estudiando? ¿Sabías que casi no me gradúo con mis compañeros porque me detectaron déficit de atención a los 9? ¿Sabes qué cosas amo y qué cosas odio? -preguntó mordaz. Leah solo tenía ganas de levantarse, cerrarle la puerta al progenitor de Ashton en la cara y darle un largo abrazo.

-Yo...

-Tú nada, no sabes ninguna de esas preguntas. ¿Y sabes por qué? Porque son casi veinte años los que has estado ausente, pero tranquilo, que si no te necesité para aprender a andar en bicicleta, ni el día del padre cada maldito año, incluso ni pra aprender a afeitarme, tranquilo, puedo vivir el resto de mi vida sin ti.

Sin darle más vueltas al asunto, cerró la puerta de su casa y se dio la vuelta dispuesto a subir las escaleras. Al hacerlo su vista se posó en su hermana y en su mejor amiga que lo miraban atentamente.

Quiso decirles que lamentaba tanto que lo hubieran visto en esa situación, sin embargo sentía que las palabras quemaban en su garganta, que en cualquier instante se quebraría como si de cristal se tratase.

-Deberías ir con él, Leah -sugirió Anne al ver a su hijo irse rápidamente por las escaleras-. Ya él y yo conversaremos más tarde respecto a esto.

-Sí, ve -la instó Lauren, dándole un pequeña sonrisa.

Leah subió las escaleras a paso apresurado y se dirigió a la vieja habitación de Ashton, donde supuso que estaba.

-Lo lamento tanto, no sabían que Lauren y tú ya estaban en casa -se disculpó Ashton cuando la vio asomada por la puerta de la que había sido su habitación por tantos años.

—Nosotras recién llegábamos realmente —respondió la ojiverde dando un paso dentro de la habitación, cerrando la puerta tras de sí—. Así que ese era tu padre... —soltó con algo de temor. Nunca había visto a Ashton de esa forma tan explosiva.

Y lo peor era que, en lugar de asustarla, verlo así la hacía queree abrazarlo y decirle que ella siempre estaría ahí para él, tal cual Ashton había estado para ellas.

—Yo prefiero decirlo progenitor o el ser que aportó el 50% de mi genes —alegó secamente. Leah soltó un pequeño bufido ante su respuesta, por lo que enderezó la espalda y a paso firme se colocó enfrete de él, cruzando los brazos sobre su pecho—. Déjame adivinar, quieres que hable sobre él, ¿No?

Ella asintió con la cabeza sin querer parecer muy efusiva.

—Él desapareció a temprana edad de mi vida, eso ya lo sabes. Tiene otra familia, creo que hasta vive fuera de la ciudad. Nunca fue para mí un gran problema, si te soy sincero. Pude vivir sin tener a mi papá conmigo ahí para todo lo que necesitase. Luego cuando tenía 4 llegó Robert, el padre de Lauren y Harry. La relación de mi mamá y él duró hasta que Harry cumplió 2 años.

»Sin embargo con él todo fue distinto, él sí ha sabido ser un padre para ellos. Robert supo cuál era la diferencia entre separarse de la madre a separse de sus hijos. Siempre ha estado para lo que necesiten, eventos de la escuela, citas médicas, fechas especiales, vacaciones. Todo.

»Ahora tú dirás, ¿Ashton, por qué me cuentas este tipo de cosas si ya llevamos años conociéndonos? —intentó que su voz sonase un poco mas aguda.

—No me preguntaba eso sinceramente, pero prosigue con lo tuyo. —Le sonrió sin mostrar los dientes para demostrarle su apoyo.

—Mi papá —pronunció esa palabra con cierto recelo—, si es que así está bien llamarle, no ha estado ni para la mitad de esas cosas para mí, por lo que me molesta de sobre manera que a estas alturas de mi vida, cuando ya no lo necesito, desee aparecer de nuevo en mi vida y enmendar los errores el pasado, pero no se puede...

—No podrá porque el daño ya está hecho —completó Leah por él sin meditarlo previamente. Tomó la mano de Ashton y entrelazó sus dedos—. Él no merece tener a un hijo como tú, eres una persona asombrosa, que intenta sacar lo mejor de todas las situaciones y que le pone una buena sonrisa a los malos días. Ese es el Ashton Irwin que yo conozco y admiro tanto. Si él decidió perderse toda tu vida por el motivo que fuese, me da mucha lástima, pero por él, porque perdió la oportunidad de ver crecer a una de las mejores personas de este mundo.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Ashton, mezclándose con la expresión nostálgica de su rostro.

Daddy Issues |afi| Where stories live. Discover now