Los tontos no saben cómo amar

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Capítulo 4

"Los tontos no saben cómo amar".

Karamatsu estaba de pie, con su sudadera azul tan característica, esperando afuera del cuarto de hotel mientras su garganta y corazón se cerraban poco a poco. Todo lo que podía sentir era una inmensa ira combinada con una apatía que sólo se iban incrementando segundo a segundo.

Sonidos obscenos comenzaron a escucharse a través de esas paredes delgadas de motel barato. Sonidos que entraban dentro de los sentidos de Karamatsu y le hacían sentir un vaivén de emociones. Emociones negativas. Emociones frías. Emociones violentas.

Mientras se cuestionaba sobre los planes que había hecho, un pensamiento llegó a su cabeza: '¿Qué más puedo hacer?'.

Osomatsu era un cabeza dura. Incluso si hablaban nada podía asegurarle que le haría caso y pararía toda esa estupidez. Y aunque todo fuera bien, qué había de él y sus emociones. ¿Qué ocurría con esos sentimientos que había guardado por tantos años?

Nunca había pensado siquiera que su hermano tendría ese tipo de deseos o inclinaciones. '¿Acaso Osomatsu es homosexual?'. Fue la pregunta que cruzó por su cabeza mientras pensaba en el por qué su hermano estaría dentro de aquella habitación. Y si la respuesta fuera afirmativa, ¿eso quería decir que en un futuro encontraría un "novio" del que estuviera enamorado y se iría de casa?

Siempre pensó que tarde o temprano todos sus hermanos se irían eventualmente al ser forzados a conseguir empleos, o incluso podría resultar que conocieran a una chica y se casaran, provocando el mismo resultado. Se había mentalizado incluso para ver el posible día en que su querido hermano mayor llegaría a casa con una hermosa chica que lo amara tanto como él, y tendría que resignarse a que aquello es lo que haría más feliz a Osomatsu.

A pesar de todo, quería verle feliz.

Pero no así.

Su paciencia era muy grande con todas las personas que le rodeaban, incluso soportando las bromas y maltratos de sus hermanos. Podía tolerar muchísimas cosas. Pero había otras que no. Esta era una de ellas.

Se sintió como un masoquista pues podía escuchar los gemidos de su hermano y quienquiera que fuera el otro sujeto dentro de la habitación y no estaba haciendo nada por evitar aquél ruido. Aún se estaba mentalizando para asimilar todo.

Se deslizó por la pared hacia el suelo y terminó sentado mientras abrazaba sus rodillas y escondía su cara entre estas. Aún trataba de mantener un poco su sentido de la realidad, de recomponerse y simplemente entrar a aquella habitación a hablar con su hermano, a tratar de hacer que entre en razón, a pedirle que parara, a decirle sobre sus sentimientos. A decirle que le amaba... pero aquellos gemidos apagaron su razón dejando que únicamente los malos pensamientos llenaran su cabeza.

Se mordió la parte interna de su labio inferior con tanta fuerza que se hizo un corte y sintió como la sangre inundaba su boca. Se levantó del piso con calma. Incluso con todo lo que sentía tenía que actuar con tranquilidad o todo se volvería un caos.

Se acercó a la puerta, tomó aliento y como si se tratara de un repartidor o mensajero, tocó la puerta con un poco de fuerza. Notó como los jadeos eran interrumpidos dentro del cuarto y daban paso a unos murmullos. Volvió a tocar la puerta con la misma fuerza pero dejó que sonara el golpeteo unos segundos más. Así, pudo escuchar como alguien se levantaba y caminaba hacia la puerta. En serio eran delgadas aquellas paredes.

Tomó una bocanada de aire con la cual llenó su pecho y lentamente exhaló. Escuchó cómo le era retirado el seguro a la puerta. Y finalmente, esta fue abierta cuidadosamente dejando que Karamatsu observara al tipo que estaba dentro de aquella habitación. No era un anciano. No podía verle muy bien la cara debido a su estado mental pero quedaba claro que era un hombre joven de cabello castaño oscuro y aspecto bien parecido.

Los tontos se enamoranWhere stories live. Discover now