Primera Canción

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Daba vueltas una y otra vez sobre la cama, dando patadas hasta tirar su cobija. Su rostro estaba perlado por el sudor, las venas marcaban su cuello y sus nudillos estaban completamente blancos. Él la estaba atormentando... de nuevo.

Su verano había estaba lleno de maravillas, montar en escoba alrededor de la casa de los Lovegood, descubrir las criaturas de las que Luna tanto hablaba en el jardín y pasar tiempo en familia. Luna se había convertido en una verdadera hermana para ella, a la cual estaba dispuesta a proteger. Le habían dejado una antigua y acogedora habitación, continua a la de Luna, cada vez que el miedo la invadía se escabullía a la cama de la albina, la cual siempre le hacía un espacio para que durmiera a su lado.

Una sensación de caer desde una gran altura la tomó desprevenida, obligándola a despertar. Su corazón latía a mil por hora, obligándola a poner su mano sobre su pecho para calmarlo, un gran bochorno la abrumó así que se levantó deseosa de una ducha fría.

Entró al baño y se aseguró de cerrar la puerta con pestillo, aún con la visión borrosa y las piernas débiles, se despojó de su ropa y encendió la ducha al momento en el que entraba. El agua fría la hizo dar un respingo pero logró regresarla a la normalidad.

—Todo está bien, él estará bien... estaremos bien.— se repite a si misma, intentando creérselo.

Masajea su cabello, utilizando shampoo de fresas. Intenta despejar su mente, pero al ver su brazo desnudo siente como si un cubito de hielo le pasara de la garganta hasta el estómago..

¿Quién era ella? ¿Cuál sería su destino? ¿Qué lado escogería? Al ver la marca se sentía como un ser malvado, sin esperanza y olvidado en el mundo a la merced de monstruos peores que ella. ¿De verdad lograría hacer oídos sordos a sus llamados? Cada que intentaba ignorar uno se volvía peor, la marca le ardía y su voz gutural resonaba en su cabeza cada vez aumentando hasta que ella misma ya ni siquiera podía escuchar sus pensamientos. Temía enloquecer.

Al salir de la ducha se vistió con unos jeans y un suéter amarillo. Se asomó al cuarto de Luna pero la cama se encontraba deshecha. Bajó las escaleras para encontrarse a Xenophilius poniendo los platos sobre la mesa, con Luna ya sentada.

—Buenas días, cielo. Ya está servido— le dijo el hombre. Aria sonrió y asintió sentándose junto a Luna. Xenophilius le tomó rápidamente cariño a la chica al ver que compartía algunas de sus ideas y ella y su hija se trataban como hermanas. Nunca había visto a la menor tan contenta desde que le permitió ayudarle con la edición del quisquilloso.

—Buenos días, eso luce delicioso— comenta tomando una tostada con betún y distintas frutas.

—Lo es. ¿Dormiste bien?— pregunta Luna.

—Mejor que nunca— y esboza una gran sonrisa antes de morder su tostada.

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—¿Segura que no quieres venir?—vuelve a preguntar.

—Sí, estaré desgnomizando el jardín, tal vez caze algunos nargles.—dice tomando su barbilla e imaginando las posibilidades de lo que podría hacer en su tarde.

—Bien, en ese caso regreso en un par de horas.

—Con cuidado.—grita el señor Lovegood desde su mesa de trabajo.

—Si nos vemos.— se despide tomando su escoba y montandose justo cuando sale por la puerta con mucha facilidad y elegancia. Voló lo más alto y lejos que pudo, logrando ver algunas casas por el valle. Se lanzaba en picada, daba vueltas en el cielo y se dejaba llevar por el viento. No se dio cuenta cuando alguien llegó a su lado.

Singing For You [D.M] #2Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang