Séptima Canción

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—Lovegood, a su clase. Black, sígueme a mi despacho— ordena Moody dándose la media vuelta, haciendo ondear su capa.

—Pero tengo adivinación— reclama, la verdad era que le importaba poco asistir o no, solo iba por que era la única clase que tenía con Slytherin además de que ella no quería estar cerca de él.

—No creo que a la profesora Trelawney le moleste que no mires líneas en  manos hoy, sígueme.— finaliza.  Aria pone los ojos en blanco y le lanza una mueca de súplica a Luna, que sólo se encoje de hombros. Comienza a seguirlo por el pasillo, con su pata de palo haciendo eco en todo el transcurso hasta su despacho. Moody le ofrece asiento y pone una taza de té recién hecho frente a ella. —¿No vas a beberlo?—pregunta mirando la taza con su ojo mágico.

—Dudo que me haya traído hasta aquí para beber té, profesor.— farfulla entrelazando sus manos.

—Cierto, quería hablar sobre tus calificaciones. — aclara bebiendo de su petaca.

—Dudo que mis calificaciones tampoco sean un gran tema de conversación. — endurece su mirada, observándolo fijamente.

—Tienes razón, ¿Eres de Cambridge, no? Vienes de. . .  ¿Cómo les llaman? ¿Orfanatos? — su tono es burlón, como si le divirtiera.

—Así es, completamente huérfana. — dice retandolo con una sonrisa en el rostro.

—Sin embargo tus calificaciones son sorprendentes, aún cuando éste es tu segundo año usando magia —

—Le sorprendería lo que se puede aprender leyendo libros, profesor.

—No lo dudo.— espeta recargandose en su esctitorio. — En fin,  me he enterado que el señor Potter es su primo, técnicamente su única familia, con lo del torneo de Los Tres Magos debes estar muy preocupada por él seguramente.

—Así es, señor, pero no se preocupe, nos las arreglaremos bien. — dice en el mismo tono.—¿eso era todo? Si no le importa, quisiera regresar a mi clase.

—Adelante Black, te veré en clase.— dice echándola con ademanes de manos,  Aria se levanta e inmediatamente sale directo a su clase. Con esta experiencia junto al profesor de artes oscuras le había quedado totalmente claro que no era fiar. Alcanzó llegar a media hora de adivinación, cuando abrió la puerta y pidió permiso para entrar acaparó todas las miradas, ya que Trelawney había dicho que una presencia oscura venía por las escaleras.

Cuando Luna le dijo eso al oído, ella sólo bufó molesta y siguió leyendo la mano de ella. Un pájaro de pergamino llegó volando hasta su regazo, lo abrió debajo de la mesa y observó la perfecta caligrafía de Draco.

"¿Todo está bien?"

Sonrió inmediatamente, se alegraba de saber que alguien notaba su ausencia y se preocupaba por ella. Volteó a verlo disimuladamente y asintió, regresando rápidamente la mirada a su libro. 

Al terminar la clase, todos salieron con caras largas. Los deberes en adivinación eran desesperantes e imposibles para quienes no tenían el don del que Trelawney tanto hablaba.

Aria y Luna bajaron las escaleras de la torre norte a prisa para no llegar tarde a la clase de pociones, Snape podía llegar a comportarse como un verdadero villano cuando se lo proponía. 

El camino por el pasillo le pareció largo y cansado, su energía se agotaba, además de que Moody la había dejado pensando con aquella extraña charla ¿Qué estaba tratando de conseguir? ¿Él sabrá algo sobre ella? Miles de respuestas a preguntas sin sentido salían a flote, perturbándola.

La clase con Snape se la pasó distraída, pensando en las probabilidades del regreso del señor tenebroso. La marca del mundial, los mortífagos, Asher, la desaparición de Bertha Jokins y si lo pensaba bien,  los boletos del mundial podrían significar algo. Ella y apenas tiene tres amigos ¿Quién le enviaría boletos, tan exclusivos?

Singing For You [D.M] #2Where stories live. Discover now