Capitulo 9: El incomprendido.

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Duele porque me volví a enamorar de él.
Porque, por lo que pasó en el pasado, es imposible que de nuevo tengamos una relación.
Porque, como él ha dicho, no tiene intención de continuar.

Sé que debería estar odiándolo ahora mismo, y que debería estar maldiciendo su nombre desde mi habitación, pero en vez de estar pensando en el daño que me hizo en el pasado por dejarme, pienso en el daño que me hace ahora por no quererme a su lado.

Los pocos rayos de sol del atardecer que entran por mi ventana poco a poco desaparecen, y se vuelven oscuridad.
La botella de vino que conseguí mediante misteriosos, pero claramente sexuales medios, se vacía.

...

– ¡Hola, Will! –Le saludo al verlo entre los pasillos del edificio donde se encuentra mi dormitorio.

–No hables... –Me dice en un ruego y pone su mano frente a mí para que me detenga.

– ¿Qué pasa?

–La cabeza...

Oh... William no debe beber, eso queda como nota mental para la próxima.
Tomo su mano y lo llevo conmigo hacia la cafetería que está en el primer piso, él se deja hacer. Al parecer se ha olvidado de lo que pasó ayer, y si no es así, por lo menos agradezco que no tocara el tema.

No hay mucha gente en realidad, es demasiado temprano como para que alguien de los que acabamos de terminar nuestro examen esté despierto ahora en su primer día de descanso después de un mes.
Lo llevo a una de las mesas apartadas y le dejo ahí mientras voy a pedir nuestros desayunos.
Regreso con los mismos después de poco y me lo encuentro con el rostro entre las manos, al parecer, sufriendo en silencio por la resaca. Dejo el desayuno enfrente de él y toco su brazo un par de veces hasta que levanta el rostro y se da cuenta del plato frente a él, nada especial, pero en su situación, me imagino que se ve como algo suculento.
"Gracias" Murmura y empieza a comer. También le he traído un café y para mí un té.
Yo también empiezo a comer, pero más lento que él, para darme el lujo de observarlo. Puede que, en realidad, no haya cambiado mucho. Claro, su cuerpo es maravilloso, tuve la oportunidad de disfrutarlo ayer, pero sus modales al comer, su forma de hablar, incluso cuando me mira... es como ver 8 años hacia atrás. Y ahora he encontrado una explicación, o tal vez una excusa, para el hecho de no haberlo reconocido, después de que me rendí en mi espera, hice todo lo posible para olvidarlo, como si fuera una mancha en mi vida.

Él me atrapa viéndole.

– ¿Qué pasa? –Pregunta, a la defensiva como si le hubiera dicho una grosería.

–Solo veo al hombre de mis sueños. –Sonrío mientras recargo mis codos sobre la superficie de la mesa, entrelazo los dedos de mis manos y recargo mi barbilla en ellos, mirándole más intensamente. Se sonroja.

–Ni en los sueños yo soy tu hombre. –Se defiende.

–Qué cruel... –Me río y continúo comiendo.

Da un sorbo a su café y frunce el ceño. No me hagas ponerme duro tan temprano...

–Lo hiciste tú. Gracias. –Dice. Aún reconoce el sabor del café que preparo, y aunque no lo haya dicho, sé que es el mejor café que le han preparado en su vida, porque él me lo decía antes.

–De nada... –Le guiño el ojo, y él lo ignora.

– ¿Por qué te comportas tan amable? Ayer me odiabas tras descubrir que soy el maldito que te hizo sufrir por años.

–Porque... –Arrastro mis palabras– Tu me gustas. Y me vas a seguir gustando. Empiezo a creer que soy un poco masoquista por quererte después de todo lo que ha pasado, pero no me voy a retractar.

Confusión [Grelliam]Where stories live. Discover now