Capitulo 10: El plan B

139 12 10
                                    


Aviso: 
Lemon, y no del bonito...


***


A pesar de la posición rara en la que estoy, duermo plácidamente sintiendo cómo acaricia mi cabello y mi rostro.

...

Medio dormido, levanto mi rostro, entrecerrando los ojos porque a pesar de que veo borroso, percibo rayos de luz naranja.
Tallo mis ojos y me coloco mis gafas.
Ahí está William, despierto, con un libro entre sus manos y, al parecer, ni siquiera se ha dado cuenta de que ya desperté.

Resulta que después de que él se desmayara yo lo traje a nuestra sede donde rápidamente lo atendieron. Tenía una profunda y larga herida en el pecho que le había hecho derramar mucha sangre, pero gracias a nuestra condición de shinigami, sanó rápido.
A mi me llamó el gerente del despacho para darle tanto el informe de la recolección del alma, como el del incidente ocurrido entre William, el demonio, y yo. Tuve que estar horas separado de William para hacer el trabajo de ambos, pero con mucho esfuerzo, por eso de las cuatro de la tarde ya estaba con él; a esas horas aún dormía, y después de observarlo un rato descansar, supongo que yo también me he dormido.

Estoy pensando en preguntar si ha sido él quien acariciaba mi rostro o si solo lo he soñado, pero me imagino que sería incómodo para él contestar de una u otra forma.

–Gracias por haberme traído hasta aquí. –Me dice sin quitar la vista de su libro pero siento su inmensa gratitud– Parece que solo sirvo para traerte problemas. Dime, ¿El demonio ha muerto?

–Muerto. Muy muerto. –Asiento sonriéndole cuando al fin dejó el libro a lado.

–Y bien, señor Sutcliff, supongo que le debo mi vida otra vez.

–No te preocupes, has salvado la mía ya, eso pagó la primera, solo te queda la segunda.

– ¿Y pedirás que pague la segunda?

–Bueno... podría ser... –Me siento en la orilla de la cama donde él descansa y le sonrío.
Acerco mi rostro al de él y me desvío de sus labios para ir hacia su oído– Me gustaría, como pago, entrar en ti el día de hoy.

Él se pone tenso. Estoy arriesgando hasta mi vida diciéndole esto. Pero si no intento seré un perdedor para siempre (Vamos, hubiera sido un desperdicio de hombre si no le pedía a William hacerlo de esa forma, y ustedes lo saben). Me mira y sé que está nervioso. Supongo que he acabado con su buen humor y con sus ganas de ser el William de antes.

–No. Absolutamente no. –Concluye.

– ¿Por qué? –Pongo mi mano sobre su pecho, con cuidado de no tocar la casi sanada herida, y la bajo lentamente hasta su entrepierna que solo es cubierta por la tela de la bata que le han puesto las enfermeras– Los recuerdos de Thomas Wallis entraron en ti, ¿Por qué no me dejas entrar a mi? Será menos doloroso y mucho más placentero. –Susurro contra su cuello y su cuerpo responde, poniéndole duro casi al instante.

La perilla de la puerta se escucha y yo rápidamente vuelvo a mi lugar y William se cubre con su sábana fingiendo que duerme. Su rostro lucha por no estar rojo.

– ¿Sucede algo? –Le pegunto a la enfermera que se asoma.

–Creí escuchar voces. –Me dice confundida.

–Hablaba conmigo mismo. –Le sonrío y, aunque veo que ella no quiere creerlo, deja el tema.

–La doctora me ha dicho que si quiere puede quedarse toda la noche con el señor Spears, solo porque conoce a su padre y demás. Pero debe dejarlo descansar.

Confusión [Grelliam]Where stories live. Discover now