Capítulo 22.

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Narra Mario. 🔹

La oscuridad ataca el cielo, he estado en mi habitación durante 2 días. Del colegio, a la casa. Mi teléfono está confiscado y todo eso que conlleva estar castigado.

Estoy ansioso, el no saber nada de Sofía me está matando, quiero salir corriendo a buscarla pero no es posible hacerlo. Jan ha estado acompañándome, y a decir verdad, me gusta. No me había tomado tiempo con mi hermanito.

Un extraño sonido proveniente de la calle llama nuestra atención. Giro mi cabeza y recorro las cortinas hacia un costado. Sonrío con emoción al ver lo que tengo enfrente.

Sofía esta trepada de un árbol que da directo a mi ventana. Tiene una sonrisa pintada en sus labios, y está dando pequeños golpes en la ventana. La abro sin pensar.

- ¿Qué haces aquí? - Digo sonriendo.

- Vine a sacarte de aquí. - Me guiña un ojo. 

- ¿Cómo harás eso? - Curioseo.

- Sal por la ventana y acompáñame a una carrera.

- Sofí...mis padres van a matarme. - Sueno como un mariquita.

- ¿Tienes miedo? - Pregunta burlona.

- Si, un poco tal vez. - Admito con un puchero.

- Tranquilo, el miedo está en el sentimiento de perder el control. - Murmura.

Yo asiento y le dedico una mirada suplicante a Jan. El asiente diciendo que él me cubrirá, y antes de lo previsto salgo por la ventana. Ahora sí que me siento un niño rebelde.

Afuera están Daniela y Leo, me sorprende lo astutos que pueden ser esos tres. Les dedico una sonrisa y ellos me miran con picardía, como siempre, en realidad. 

(...)

El sonido de los motores infundan mis oídos, el aroma a gasolina, alcohol y cigarrillo invaden mis fosas nasales. Recuerdo que es el mismo lugar al que vine la primera vez, hace un par de meses.

Sofía se ve feliz, y nerviosa, es como si todo lo valiente se hubiera salido de su cuerpo y ahora solo quedar la Sofía débil, asustadiza, que estaba muy escondida, a mí parecer.

La carrera comienza en 5 minutos, llamé a Mau hace un par de horas, dijo que llegaría a no más de las 11:30, es muy tarde, pero él también es todo un rebelde.

- Es mi turno. - Dice Sofía casi inaudible.

- Mucha suerte entonces. - Digo poniéndome cerca de ella.

- ¿Qué haces? - Pregunta nerviosa.

- ¿Tú qué crees?

- ¿B-besarme? - Tartamudea en un hilo de voz.

- No sé, tal vez. ¿Quieres averiguarlo? - Murmuro con picardía.

Ella no dice nada, pero me dedica una sonrisa nerviosa. Me acerco a ella de a poco y puedo sentir el aroma de su aliento, nuestras respiración se mezclan y siento paz. Rozo mi nariz con la suya, jugueteo un poco con eso, ella parece hartarse, pero antes de que se moleste, junto mis labios con los de ella, en un beso suave, lento...pausado.

Ella termina el beso con una sonrisa tímida, enredo mis brazos a su alrededor de la estrujo contra mi pecho. Ella se aleja y sube su pequeño cuerpo a la motocicleta. Los nervios recorren mi torrente sanguíneo, tengo miedo de que algo pueda pasarle.

Mau llega unos minutos después, y me siento más tranquilo con sus palabras de motivación. Estoy comportándome muy mal, en verdad.

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora