Capítulo 37.

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Narra Mario. 🔹

Mis padres han salido de la habitación después de haberme llenado de vibras sanas y muchos besos. Espero con ansías la llegada de Daniel, dijo que le diría a Sofía que la amo, y eso me hace feliz.

Mau y Juanpa también vinieron a visitarme, aunque haya sido sólo un momento, fue algo reconfortante, pero necesito verla a ella aquí, apoyándome.

- Mario. - Llaman mi atención. Es el doctor. - Tus golpes han mejorado considerablemente, realmente no fueron graves, la contusión ha pasado y puedes irte a casa. Más encima tienes que hacer algo importante.

- ¿Algo importante? - Cuestiono confundido. 

- Llamaré a tu hermano.

Me guiña un ojo y sale de la habitación, dejándome solo una vez más. Sonrío cuando, recuerdo que saldré de aquí, y podré ver a Sofía otra vez, santo dios, la necesito.

La puerta se abre y aparece Daniel invadiendo mi campo de visión. Le sonrío y él me mira con nostalgia, parece que ha llorado.

- M-Mario. - Murmura.

- ¿Daniel?, ¿qué pasa? - Digo preocupado.

- Es, Sofía. - Me alarmo. - Ella está bien, es sólo que, bueno. - Suspira. - Ayer, cuando llegaste aquí, Mau nos llamó, y nos contó todo según Sofía, yo...mierda, duele decirlo, pero, fui duro con ella, demasiado, salió corriendo a mitad de la madrugada, llorando. Quise hablar con ella hoy, pero...

- ¿Pero qué?, Daniel, no me preocupes. - Suplico.

- Me encontré a su mejor amigo por la calle, él...él dijo que Sofía se irá mañana por la noche, santo dios, Mario me siento culpable, lo siento, lo siento mucho en verdad. Soy un bastardo. - Dice arrepentido.

Me quedo quieto, procesando lo que Daniel acaba de decir. Tengo el impulso de llorar, pero no lo haré. Estoy furioso, triste, desolado y quiero morir.

- No es tu culpa, Dani. - Digo seco. - Quiero irme de aquí, ahora.

- Mario, ¿estás...bien?

- Perfecto, ahora cállate y ayúdame, quiero largarme de aquí de una maldita vez. - Digo conteniendo las lágrimas y sintiendo un nudo en mi garganta.

Daniel me ayuda a levantarme de la estorbosa camilla y pone mi ropa sobre la misma. Tomo los jeans ajustados y los deslizo por mis piernas, coloco la camiseta de vans azul en mi cuerpo y me inclino para poner mis pies dentro de mis converse.

Miro a Daniel con melancolía y salgo de la habitación desordenando mi cabello, mis padres y Jan están afuera, esperando ansiosos por mi.

- Cariño, al fin. - Dice mamá.

- Si, vámonos, por favor. - Digo con frustración.

- ¿Quieres hacer algo?, lo que sea, ir a comer, ver una película...

- No, quiero ir a casa y no salir de mi habitación, gracias. - Digo casi gritando.

Giro sobre mis talones y camino fuera del frío y horrible lugar. Estoy destrozado por dentro, pero, no lloraré, no ahora, no quiero verme débil frente a mi familia, por una chica que después de que llegue al hospital, decide largarse sin decir por qué.

Es muy tarde, cuando Daniel se fue, eran no más de las 9:00 PM, supongo que ahora son las 11:30 PM, algo así, realmente no me interesa, nada me interesa a partir de hoy, ni siquiera ella.

Joder, vas a pensar en ella el resto de tu vida imbecíl, aunque no le intereses.

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Where stories live. Discover now