Extra.

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Narrador omnisciente. 🔹

Habían pasado tres semanas desde la partida de Sofía, y la cosas no habían cambiado mucho; el vacío doloroso seguía teniendo lugar en el pecho del chico, estaba muriendo por dentro y nadie lo sabía. No con exactitud.

Las ventanas estaban cerradas al igual que las cortinas, dejando la habitación en penumbras que torturaban, que daban temor. Casi podía respirarse el aroma a agonía que ahí había, que siempre tuvo un lugar, pero que nadie había tomado el tiempo de apreciar a detalle, porque sabían que se hundirían allí mismo, como Mario lo estaba haciendo.

— Mario, ¿estás despierto? — Preguntó Mau, entrando a la habitación con una bandeja de comida.

Él suspiró antes de comenzar, pensando en esas noches de desasosiego y dolor. Quería morir, olvidar, pero aún muerto sabía que Sofía jamás saldría de su cabeza.

— Sí. — Fue lo único que dijo seguido de girar sobre las sabanas quedando de frente a su mejor amigo.

— Este lugar huele horrible, ¿has pensado en limpiar? — Mau sabía la respuesta, pero aún así quería hacer el intento.

— No, no quiero que nadie limpie nada, ya es suficiente tenerlos a ustedes invadiendo mi privacidad. — Dijo el joven arrastrando las palabras.

— ¿Estás ebrio? — Escandalizó el moreno, casi arrojando la bandeja por la ventana.

— Eres muy apuesto. — Mario intentó evadir el tema.

— Escucha Mario, entiendo que necesites algo para los primeros días. — Volvió a suspirar. — Pero ya pasó un mes, no debe darte miedo tener sentimientos.

— Que basura, ¡Claro que sí! — Se levantó de golpe y a la defensiva. — Nadie lo entiende.

— ¿Qué no entendemos, Mario?, dímelo. — Alzó la voz el chico, mostrando su enfado y nostalgia.
— Que si empiezo a llorar, sé que jamás me detendré. — Confesó con voz rasposa.

Estaba perdido, y lo sabía. No había arrepentimiento, no había un final feliz, no había nada. ¿Dónde estaban aquellos "Y vivieron felices para siempre" que te vendían los cuentos de hadas?, Mario estaba buscando su final feliz, pero no existía, nunca lo hizo, y quizá tampoco lo haría.

Las lágrimas bajan por sus mejillas, humedeciendo su piel pálida, casi mortecina. Su corazón se estrujó al volver a recordar aquella sonrisa débil, el último beso y esa mirada cargada de dolor. Bien podría decir que había perdido diez kilos en puras lágrimas, pero eso ya no valía la pena, nada lo hacía si ella ya no estaba. 

— ¿Cómo hago para no ser un idiota, y no lastimar a los demás si ella no está aquí para recordarme quien soy? - Quiso saber, pero para eso nunca hubo ninguna explicación. 

— Ahora vas a tener que hacerlo solo. - Murmuró Mau con un tono suave y relajante. - Tienes que verte como ella te veía, y tienes que hacer que eso baste, porque es lo único que nos queda, y te lo digo directo porque así hablamos tú y yo. 

Él asintió, comprendiendo las palabras de su mejor amigo, que estaban llenas de verdad, cruda y fría verdad, que al tiempo de doler, sanaba de manera brusca la herida abierta. Durante mucho tiempo se preguntó por qué, pero, no había razón, ni siquiera un pequeño acercamiento, pero él sabía que había tres cosas que nadie podía ocultar; el sol, la luna, y la verdad. 

No todos los cuentos de hadas terminan igual, así como no todas las princesas usan vestido, algunas usan chaquetas de cuero, y así como los príncipes también son abandonados por su doncella. Esa era la realidad, y quizá Mario era una incógnita, que sería resuelta cuando la luna ya no brillara, o el mar dejara de ser azul.  

Se dejó caer sobre el colchón una vez más, y fumando su ultimo cigarrillo se preguntó;

— ¿Crees que algún día la olvide? 

Su mejor amigo, con una sonrisa le respondió. 

— Temo que lo hagas, porque el primero amor no se olvida, y aunque duela, querido amigo, es el peligro más lindo y tentador que has visto. — Repitió aquellas palabras del pelinegro. 




Hola chicas guapas. En Un Perfecto Imbécil, les dije que en esta semana editaría Danger y que habría un capítulo extra, espero que les guste, lo hice con mucho cariño. Esperen el capítulo extra de Demon para la próxima semana, un poco antes, cuando acabe de editar la historia. Como ven, se han cambiado las portadas, categorías, etiquetas he introducción de cada historia. 

Nos leemos bebes. 

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Where stories live. Discover now