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Esta ocasión quiero hablarles de un tema que quizás ya hayan escuchado: La sincronización menstrual.
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Lo cierto es que existen muchos estudios que hablan a favor de este proceso, pero éstos suelen ser criticados por errores metodológicos, mientras que los estudios que hablan en contra suelen ser de mejor calidad. En palabras de la Sociedad Española de Ginecología: "No está probado, está en el marco de la leyenda urbana".
Entre los que apoyan el hecho, se encuentra un estudio realizado en Yokohama City University, en Japón. Éste decretó que la causante de esta reacción es una hormona llamada luteinizante, también conocida como LH. Ahí se dice que esa hormona la desprendemos las mujeres, y si otras la inhalan, verían cómo la fecha de su período muta de poco en poco hasta emparejarse con las fechas de las otras mujeres. Curioso, ¿no?
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Otro estudio realizado en 1971 por la psicóloga estadounidense Martha McClintock, consistió en analizar a 135 mujeres que compartían residencia universitaria. Los ciclos comenzaron a sincronizarse durante los cuatro primeros meses y, al cabo de siete meses, la sincronización ya era completa. Cabe mencionar que lo anterior solo ocurrió entre compañeras de habitación y amigas íntimas.
De ahí se llegó a que las causantes directas del "Efecto McClintock" o "Regulación Social de la Ovulación" son las feromonas. Estas sustancias químicas que segregan algunos seres vivos y que están relacionadas con la sexualidad y la reproducción, tienen efectos directos sobre los individuos del alrededor. En este caso, provocando que varias mujeres que habitan en una misma casa o pasan muchas horas de su día a día juntas, acaben teniendo al mismo tiempo la menstruación.
No obstante, los estudios hechos más adelante no fueron tan concluyentes. Así que McClintock publicó otro importante informe en la revista Nature en 1998. El informe decía que si se aplicaban secreciones de las axilas de una mujer en la labio superior de otras mujeres, una cantidad considerable de estas últimas acelerarán o ralentizarán sus ciclos ovulatorios; todo dependía del momento del ciclo ovulatorio de las donantes de feromonas.
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Se concluye que existe cierta sincronía, pero no esa sincronía absoluta que se creía en un principio, y que también existen mujeres inmunes a las feromonas. Sin embargo, el gran problema es que, hoy en día, no hay evidencias sólidas de la existencia de las feromonas humanas.
