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Mi novio me invitó a su apartamento en la playa una semana, estando yo cerca de la fecha en que me visitaría Pepe El Pintor (Andrés). Como soy regular, sabía el día exacto, de modo que me llevé tres cajas de tampones y dos de toallas nocturnas, de esas que son tan grandes que parecen pañales; puesto que me daba miedo mancharme.
Un día llegando de la playa, me fui a dar una ducha y mi novio entró para bañarse conmigo.
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Pero yo no quería, y él no entendía por qué. Luego recordé que con el agua la sangre se corta, así que a darle. No le expliqué porque me daba pena hablar de esas cosas, pero todo salió bien y no se dio cuenta de nada.
La cosa fue que en la noche, ya dormida, él quiso volver a hacer el amor... o como yo le digo: rockanrollear.
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Él sintió algo esponjoso y me dijo:
—Amor, ¿todavía usas pañal a tus veinte años?
—No seas pendejo. Me visitó Pepe el pintor —respondí.
¡Pero no entendió!
—El botecito de pintura roja, la doncella roja... la marea roja. El torturador que viene cada mes a joderte la vida.
Esos términos no los entendía hasta que le grité:
—¡LA REGLA, EL PERIODO, LA MENSTRUACIÓN; IMBÉCIL!
Y por fin entendió.
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—Ya veo por qué le dicen a Andrés "el de la bipolaridad". De verdad que te pones mal. Relájate, no es para tanto —dijo él.
Ahí me cabreé más, le metí una buena cachetada por andar chingando y me volví a dormir súper enojada.
Al día siguiente me pidió perdón mil veces, pero no acepté. Lo dejé sin hacer el amor un mes y él estaba sufriendo con Manola nada más XD.
