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Me había levantado a tomar café cuando mi papá me pidió que recogiera una caja con galletitas, comida, etcétera. Para que quede claro: recién en diciembre había tenido mi menarquía (sí, tengo 14 años y apenas ahora), así que por eso no tengo bien definido los días de mi periodo, pasan los meses y no me viene.
No pensé que fuera a pasar en ese momento, hasta que junté fuerzas para levantar la caja y sentí que algo bajaba lentamente. Me asusté tanto que solté la caja y salí corriendo al baño, llegué ahí rezando porque hubiera toallas sanitarias. No había; seco como desierto, de modo que apresuré a mi papá para que fuera a comprarlas.
Me quedé en el baño esperando. Cuando se fue, me bajé las pantis y revisé como cualquier curiosa que soy. ¡Era una falsa alarma! No tenía nada.
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Esperé a que mi papá volviera para contarle. Cuando llegó, le dije (él estaba muy cansado) que era una falsa alarma.
Dos cosas:
1. Me había traído tollas nocturnas, así que andaría con un pañal toda la tarde.
2. Mi amiga me habló aquella tarde y me mandó un audio donde se escuchaba mi papá en el supermercado gritando a todo pulmón: "¡Mi hija se desangra! ¡Toallas por favor!"
Por cierto, nunca me reí tanto con Oh, Andrés/La Doncella de Rojo. ¡Hasta le leí una anécdota a mi mamá y se carcajeó mucho! Ahora lee conmigo.
@IxruDuffo: te mando un abrazo virtual hasta allá.
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